Los CDR querían provocar una intervención militar en El Prat

Agencias
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Los detenidos buscaban llenar de miles de personas el aeropuerto para que los Mossos pidiesen ayuda de contención al Ejército. Poseían material gráfico de infraestructuras y edificios públicos contra los que se sospecha que podrían planear atentados

Los siete CDR tenían fotos de comisarías y torres eléctricas - Foto: SUMARIO OPERACIÁN JUDAS

Los miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) investigados por terrorismo en la Audiencia Nacional estaban planeando una gran acción para responder a la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés, y para ello planteaban una ocupación del aeropuerto de El Prat (Barcelona) para provocar una intervención militar. "Sería una victoria, el Ejército aquí", dijeron en una conversación intervenida por la Guardia Civil. 

Así consta en el sumario de la causa abierta en la Audiencia Nacional, en el que figuran las transcripciones de las conversaciones que los ahora imputados mantuvieron en los meses previos a las detenciones y que fueron intervenidas por los investigadores. 

En este caso, eran el arrestado y en prisión provisional Eduard Garzón y un tal Erik los que el pasado 19 de septiembre, cuatro días antes de las detenciones de la operación Judas, estaban hablando de posibles acciones en las que concentrar una gran cantidad de gente para que los Mossos d'Esquadra no tuvieran capacidad para actuar. 

Una de esas acciones era, según los investigadores, una movilización en El Prat, "de similares características a la realizada en las últimas semanas en el aeropuerto de Hong Kong", según el Instituto Armado, y Garzón es el que se estaba encargando de encontrar gente para "cortar el aeropuerto", a lo que Erik contesta que Clara Borrero, una de las detenidas pero que no fue puesta a disposición judicial, le estaba explicando cómo hacerlo.

"Ha llegado a los CDR esto del aeropuerto. Como hicieron los de Hong Kong, cortar el aeropuerto", señaló Erik, para añadir después que una buena idea para mantener las instalaciones siempre llenas de gente sería hacer "turnos". 

Cabe recordar que la primera acción conocida convocada por Tsunami Democràtic para protestar contra la sentencia del Supremo fue la protesta secundada por miles de personas para colapsar la normal actividad del aeropuerto, lo que obligó al primer despliegue contundente de Policía Nacional y Mossos d'Esquadra. "Que siempre haya 10.000 personas, porque además lo que se pretende, si esto va escalonado, es que si hay 10.000 personas, ya no solo por impedir a los Mossos, sino para que se vea algo que... O sea, ni la intención de desalojar, porque ya ha habido muchas cosas. Esto va escalonado, ¿sabes? Y la única forma de desalojarnos es que venga el Ejército, ¿sabes? Los Mossos no actúan, con 10.000 personas ya ni actúan", explicó Erik en la conversación intervenida. 

Tras estas reflexiones, Eduard Garzón apuntó que "sería una victoria el Ejercito aquí" y, por tanto, que fuera una intervención militar la que les desalojase del aeropuerto. "Sería lo mejor", estuvo de acuerdo Erik. 

 

Material gráfico sospechoso

Los CDR ahabían fotografiado a agentes y edificios de la Guardia Civil, vehículos policiales sin logotipo e instalaciones sensibles como torres de alta tensión, que los investigadores sospechan podrían ser potenciales objetivos.

Así lo sostiene la Guardia Civil en un informe que consta en el sumario de la investigación de la Audiencia Nacional. Según el juez, los detenidos se dividían en un grupo encargado de preparar explosivos en laboratorios clandestinos y otro que debía llevar a cabo la ejecución de la acción y recopilar información sobre los posibles objetivos, con el fin de perpetrar actos con un carácter "netamente subversivo y desestabilizador" para "alterar gravemente la paz pública".

En casa de uno de los detenidos, Jordi R., la Guardia Civil intervino anotaciones manuscritas con la matrícula de un turismo definida como "Secreta Mossos d'Esquadra", así como una nota con el título Esquema bomba, con los elementos necesarios para fabricar explosivos.

En uno de sus ordenadores también localizaron fotografías de varios vehículos, uno de ellos asignado a la secretaría de Estado de Seguridad y otro probablemente a agentes de paisano de la Policía Nacional, según sostiene la Guardia Civil en su informe.

La Guardia Civil también localizó en el teléfono móvil de Jordi R. un vídeo grabado el 19 de agosto pasado en el que se observa una torre eléctrica de alta tensión, "susceptible de ser objetivo de una posible acción".

Con su teléfono, este detenido también buscó la dirección de dos de los principales cuarteles de la Guardia Civil en Cataluña, si bien no acudió a estos edificios a efectuar ninguna gestión.

En casa de Alexis C. en Mollet del Vallès (Barcelona) los agentes localizaron en un disco duro fotos dirigidas y enfocadas a los rostros de agentes de la Guardia Civil que prestaban servicio de seguridad en el exterior de la consellería de Economía durante el dispositivo del 20-S de 2017.

"La repetición y la persistencia en el objetivo de las imágenes reforzarían su interés por documentar la actuación de las fuerzas de seguridad", advierte el informe, que considera que las fotografías que se hicieron a uno de los mandos del dispositivo coincidirían con la pretensión revelada en algunas conversaciones de los detenidos de localizar a los jefes policiales "con el fin de neutralizarlos".

Alexis C. también almacenaba en su teléfono fotografías de torres de alta tensión cercanas a su casa, así como imágenes obtenidas por un dron de paneles solares ubicados en Sant Fost de Campcentelles (Barcelona) y 33 imágenes relacionadas con Renfe y la empresa ferroviaria Alston, como sus medidas de seguridad.

 

Explosiones atómicas

Según la Guardia Civil, el detenido también guardaba archivos de vídeo sobre explosiones atómicas y varios manuales relacionados con la elaboración de la termita y otras sustancias, así como un mapa satélite obtenido en internet tras buscar la comisaría de la Guardia Civil de Canovelles (Barcelona).

Para los investigadores, esta reseña de internet "podría estar relacionada con la búsqueda de potenciales objetivos".

De hecho, en su casa también se localizaron mapas de carreteras del Vallès Oriental que, según la Guardia Civil, podrían estar relacionados con las acciones que han llevado a cabo los CDR.

A Alexis C. también se le intervino en una tarjeta de memoria una fotografía antigua posando con un fusil, que la Guardia Civil no puede determinar si es real o simulado, delante de una bandera catalana y un cuchillo de grandes dimensiones colgado en la pared.

En casa de otro de los arrestados, Germinal T., los agentes localizaron un folio manuscrito con una lista de conceptos que, según la Guardia Civil, suponen un "decálogo" para los integrantes de una célula operativa "durmiente" lista para ser activada en cualquier momento y con capacidad de actuar de forma inmediata.

Del documento se desprende, según la Guardia Civil, que los integrantes de estas células operativas deberían llevar a cabo una vida "normal", tratando de no ser identificados para preservar su privacidad y con ello la impunidad de sus acciones.

Además, se menciona la búsqueda de objetivos y la obtención de cualquier medio de información que pudiera aportar datos sobre los mismos, especificando la necesidad de estar instruidos en el modo de realizar "ataques con materiales caseros".

En concreto, el documento contenía, en catalán, los términos "agentes durmientes", "crear el caos para hundir economía", "infiltrados desde hace mucho", "vidas normales", "acabados de reactivar", "buscar objetivos", "info (cámaras, seguridad, fotos, vídeos, informes)", "no se os puede identificar" y "cómo atacar con materiales caseros".

En casa de Guillem Xavier D., los agentes localizaron equipos de comunicaciones y una libreta en que se reseñan acciones y reuniones, una de ellas relativas al aeropuerto y al Tsunami.

Los agentes también localizaron siete transmisores portátiles, dos antenas para wifi, siete antenas, dos repetidores y dos bolsas para inhibir aparato eléctrico, en este caso en casa de Ferran J.

Precisamente, Ferran J. aseguraba en una conversación intervenida con otro de los detenidos que les vendría bien una pistola de escuchas de voz para intervenir las comunicaciones policiales.

Este detenido también guardaba foto del cuartel de la Guardia Civil en Travessera de Gràcia de Barcelona, si bien alegó ante el juez que trabaja en una ambulancia y, al pasar por allí, tomó una imagen para enviarla a su novia.

 

La defensa denuncia coacciones en los interrogatorios

La plataforma Alerta Solidaria, que defiende a los siete CDR encarcelados por terrorismo, cree que no se pueden dar por válidas las declaraciones de dos implicados, uno de los cuales vinculó al presidente Quim Torra con un intento de ocupar el Parlament, porque fueron interrogados bajo coacción y amenazas.

En un comunicado, Alerta Solidaria ha resaltado que, a la vista del contenido del sumario de esta causa que instruye la Audiencia Nacional, una vez se ha levantado parcialmente el secreto, las acusaciones contra los siete encarcelados -y otros dos CDR que quedaron en libertad tras ser detenidos- no tienen "ningún fundamento jurídico".

Según Alerta Solidaria, las declaraciones de Jordi R. y Ferran J., que en un principio eligieron un abogado de oficio aunque ahora son defendidos por esta plataforma independentista, no pueden tener ningún tipo de validez jurídica en un Estado democrático.

Según Alerta Solidaria, estos dos detenidos tardaron entre 5 días (Jordi R.) y 25 (Ferran J.) en poder acceder a un abogado de confianza, una vez ya se habían producido las declaraciones, pese a que en los vídeos de los interrogatorios no se aprecia que pusieran ningún impedimento a ser asistidos por un abogado de oficio.

Además, remarcan que las declaraciones de ambos se hicieron "como mínimo" en un contexto de "coacciones y amenazas directas" hacia ellos y hacia sus familias.

Según esta organización, los detenidos sufrieron unas condiciones "inhumanas" de detención bajo custodia de la Guardia Civil, ya que fueron trasladados encapuchados, estuvieron días sin dormir y fueron interrogados de madrugada y durante horas "sin ningún tipo de garantía jurídica", vulnerando su derecho a defensa.