La enfermedad de la política

Ramiro González
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Movistar ofrece íntegra la serie de AMC 'The minister', que cuenta la historia de un hombre que es devastado por el poder

Desde los parajes helados de Islandia nos llega una miniserie muy atractiva. Es una historia relacionada con la política local, y supone una propuesta original. Porque nos pide que nos alejemos de productos como El ala oeste de la casa blanca o House of cards, para adentrarnos en una manera diferente de reflejar el asunto. Aquí no encontramos solo políticos corruptos. Lo que hallaremos es ni más ni menos que al político por excelencia que se está poniendo de moda en la actualidad, ese que gobierna a través de Twitter, y que considera que las redes sociales tienen la respuesta, ese que habla de alianzas, de coaliciones... Porque ante la ausencia de convicciones vale todo ¿verdad?

The minister nos lleva hasta el final de la campaña electoral. La ficción comienza en el último debate electoral, donde el candidato a la reelección presume de numerosos logros y de saber lo que necesita el país. Y entonces surge la voz inesperada de Benedikt Rickhardson (Ólafur Darri Ólafson), asegurando que su partido pactará con los laboristas para trabajar juntos por el bien del país. El coloquio entonces es convertido en un rifirrafe muy parecido a los que tenemos aquí. Pero el caso es que días después, Benedikt gana las elecciones por una gran mayoría. Llega un Gobierno del cambio a Islandia. Desde luego, los ciudadanos no son conscientes de hasta qué punto.

Los ocho episodios que componen la serie se adentran en la vida del primer ministro, que antes de dedicarse a la política era profesor de Teología. Nos presenta a su mujer, Steinum, ambiciosa, atrapada por la sombra de un padre controlador y muy rico, con ciertos intereses políticos y que no pondrá las cosas fáciles al nuevo ministro. Pero con el comienzo de la actividad para mejorar el país, un viejo fantasma resucita en la vida de Benedikt. El fantasma de la enfermedad mental. Nadie más lo sabe, salvo su esposa. Pero en el pasado, estuvo internado en una clínica psiquiátrica de Estados Unidos. Un terrible trastorno que ahora, poco a poco, va cobrando vida de nuevo y afectándole en su trabajo. 

 

Buen ritmo

Cada capítulo pasa en un suspiro, la serie tiene un ritmo en general bastante ágil y el actor protagonista hace un gran trabajo reflejando lo que sienten los afectados por el trastorno bipolar.

El espectador podría sacar la conclusión de que la serie es una metáfora sobre la política como concepto. La enfermedad de Benedikt como traducción de lo que supone la adquisición de poder. Como bien solía decir Ragnar, el protagonista de Vikingos, «el poder atrae a los peores. Y corrompe a los mejores». ¿Es Benedikt el epítome de ese populismo del que tanto se habla ahora? ¿Qué significa exactamente ser populista? ¿Es que acaso es malo mirar y preocuparse por los intereses de la gente? Preguntas que se quedan en el aire a lo largo de la propuesta para que el espectador saque sus propias conclusiones. Desde luego, lo que sí que parece claro, es que The minister no duda en transmitir algo muy concreto: los políticos contemporáneos carecen de convicciones, y por eso puede surgir uno que admita dentro de su programa político todas las sandeces imaginables que aparezcan en redes sociales.

La política puede que sea la auténtica enfermedad que nos cause la ruina total a todos. The minister es una serie del canal AMC que puede encontrarse completa en el menú de series de Movistar.