16 países dan su visto bueno a la Declaración de Toledo

C.S.Rubio/ agencias
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Esta «economía con alma», en palabras de la ministra de Trabajo, se postula como una de las «políticas palanca» para la recuperación y el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030

16 países dan su visto bueno a la Declaración de Toledo

La economía social parece que será el gran reto de la Unión Europea en los próximos años. Así al menos se desprende de la reunión de alto nivel sobre Economía Social y Solidaria celebrada este viernes en la capital regional, en la que han participado, entre otros, el comisario europeo de Empleo y Derechos Sociales, Nicolas Schmit, y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y de donde ha salido la ‘Declaración de Toledo’. Un documento que supone «un paso más» en favor de este modelo económico, reconociendo su valor en la transformación, la recuperación y la resiliencia y, también, como «política palanca» para cumplir los objetivos de la Agenda 2030.

En total, dieciséis países de la Unión Europea han dado su visto bueno a esta ‘Declaración de Toledo’ sobre economía social y solidaria, que se sustenta en siete ejes, destinados todos ellos a promover este modelo de desarrollo y que contribuirá a salir de la crisis provocada por la pandemia de coronavirus, sobre todo a los colectivos vulnerables.

Como han apuntado en mayor o menor medida todos los participantes en este encuentro, la actual pandemia ha puesto sobre la mesa las virtudes de esta economía «con alma», tal como la ha definido la ministra Díaz. No obstante, ha sido el comisario Schmit el que más énfasis ha puesto en la necesidad de preparar a Europa para el reto de la nueva economía social que, a su juicio, deberá jugar un papel trascendental para alcanzar un futuro «sostenible» de la Unión.

En este sentido, Schmit ha pedido a los estados miembros que preparen desde ya a su sector público para poder afrontar los retos de esta nueva economía social. En su opinión, la magnitud de la crisis actual hace que «sea más urgente que nunca» que los países de la Unión Europea  adapten sus prioridades y «formas de vivir» a los retos de la economía social. Esto pasa, según ha dicho, por «entender mejor los intereses colectivos y el modelo de negocio» de una economía que «ya ha demostrado su potencial para solucionar problemas de la sociedad».

Como recetas, ha pedido a los países miembros de la UE que procedan a reforzar tanto las capacidades directivas de sus dirigentes como la formación de su sector público con principios de «solidaridad y resiliencia», conceptos «núcleo» de la economía social y «fundamentales» para mitigar los retos de la crisis actual.

Todo ello en el objetivo de «fomentar la recuperación de Europa de una forma justa y sostenible», para lo cual también habría que involucrar a las entidades financieras, según ha sugerido.

Ahora el plan de la Comisión Europea para 2021 consiste en «convertir los retos en oportunidades», por lo que se plantea «ayudar» a todos los países de la UE a «fomentar la formación en el trabajo y fortalecer la integración social» como principios básicos de la economía.

En la misma línea, la ministra de Trabajo ha incidido en que donde está la economía social «se frena la especulación, la deslocalización y el abandono del territorio». «Queremos ahora que este potencial de cohesión y solidaridad juegue un papel determinante en la reconstrucción del país y de Europa. Así hemos recuperado el sentido originario de la constitución de las instituciones europeas, situando a las personas en el centro de nuestra acción».

En cuanto a las ‘bondades’ de la economía social en sí, Díaz ha recordado que la economía social no solo genera 14,5 millones de empleos en la UE, sino que garantiza un trabajo de calidad con derechos. «Donde está la economía social la precariedad no tiene espacio. Más de dos millones de empresas que representan el 8% del PIB europeo así lo atestiguan. Queremos ahora que este potencial de cohesión y solidaridad juegue un papel determinante en la reconstrucción de Europa».

En ese foro también ha participado el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que ha ahondado en la defensa de la UE. Una Unión que «ha ganado confianza en sí misma» tras el Brexit y ha conseguido «abrazarse» socialmente, «tirando para adelante en un salto cualitativo que se traduce en proyectos de recuperación compartidos hacia la Europa de la cohesión».

Como ha defendido, «los europeos hemos sabido mantener valores, principios, una identidad a lo largo de generaciones y sin dejar de competir».

Por su parte, el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, ha manifestado su convencimiento de que la recuperación económica y social para superar la «enorme crisis» causada por la pandemia de coronavirus encontrará en la economía social y solidaria una de sus aportaciones más significativas.

«Nos ayudará a crear, no solo una nueva normalidad sino una normalidad mejor, más justa y sostenible», ha afirmado Ryder durante su intervención en la Reunión de alto nivel sobre la economía social y solidaria en la Unión Europea. Un foro donde ha señalado que espera que las conclusiones de esta conferencia sirvan para reafirmar el reconocimiento público de la economía social y solidaria y para promover el modelo de desarrollo económico, social y medioambiental que representa.

La alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, también ha participado en este foro, que pone el broche final a  la capitalidad de Toledo como ciudad europea de la economía social. Un foro donde ha destacado que la economía social va ligada a la justicia social y, por tanto, apostar por la economía social hace a Europa más fuerte y solidaria, con respeto a la diversidad, la innovación, la igualdad y la participación activa de los ciudadanos.