Campanadas Ojo de Buey en Tarancón

R.L.C.
-

Joaquín García Rodríguez expone parte de su colección privada de relojes del siglo XIX toda la Navidad en la Casa Parada de Tarancón.

Joaquín García Rodríguez, ya jubilado, trabajó durante casi 50 años en la relojería de la calle Zapatería que fundó su padre y su tío. - Foto: R.L.C.

Apunto de acabarse el año 2021 y vivir su despedida como manda la tradición pegados al reloj, que marcará las doce campanadas, el taranconero Joaquín García Rodríguez confiesa que «para nosotros es uno de los días más importantes del año, pues todo tiene que estar en perfecto estado, hay que estar atento a cualquier posible avería».

Y es que junto a su primo, Victoriano Rodríguez, ha sido relojero de la villa de Tarancón entre 1969 y 2017. «Al principio teníamos que ir un día sí otro no a dar cuerda manual al reloj de la torre de la iglesia de la Asunción, 102 escaleras hay que subir para llegar a él, después, a partir de 1998 acoplamos un motor eléctrico, por el que se da cuerda mediante las campanadas, y ya el mantenimiento no era tan continuo», recuerda. Jubilado desde hace 2018, lo que sí sigue haciendo es conservar en funcionamiento el emblemático reloj de la calle Zapatería de la tienda que regentó desde los años 40 del siglo pasado su padre y su tío. «Me hice la promesa de que mientras pueda, mientras la salud me lo permita, este reloj seguirá en marcha», explica. 

Después de casi 50 años al frente, junto a su primo, del negocio familiar Sucesores Miguel Rodríguez, esta Navidad expone parte de su colección privada de relojes ojo de buey del siglo XIX en el salón de actos de la Casa Parada de Tarancón.  La insólita muestra, que se puede visitar hasta el 6 de enero (en horario de martes a sábado, de 18 a 21 horas, y los domingos, de 11 a 14 horas), está formada por un total de 16 piezas que nunca antes se habían expuesto en público. 

Auténticas joyas con diversas formas, de entre 1850 y 1860, la mayoría de nácar, otros de madera, algunos también pintados al óleo, que sobre todo se utilizaban como decoración en establecimientos hosteleros de la época. «Todos proceden de Francia, de un pueblo llamado Moré, en la región Franco Condado, donde los agricultores en invierno, cuando no había cosechas, se dedicaban a la relojería», cuenta este relojero, que estima que el valor de cada uno es muy complicado de calcular, entre otros motivos por lo sentimental, pero  podría oscilar desde los 300-350 euros hasta más de 2.000 euros.

Como anécdota Joaquín García añade que los  agricultores que realizaban estos ojos de buey no escribían nada en sus esferas, pero luego los propietarios colocaban sus anagramas, como es su caso, ya que algunos están marcados con las letras JG. Enriquecidos con flores u otros motivos como pájaros, estas piezas se convierten en relojes-cuadro dignos de admirar. Además los visitantes a esta exposición pueden contemplar uno de ellos abierto. «He querido exhibir la maquinaria robusta que llevan, que va a durar toda la vida, pues no es un circuito expreso, no es una bobina, no es una pila, es un reloj mecánico de cuerda, en movimiento», detalla este relojero de Tarancón, que dado el éxito de la muestra está realizando incluso visitas guiadas para escolares o particulares detallando cada una de las particularidades de estos antiguos ojos de buey.  

«Llevamos mucho tiempo detrás de que Joaquín nos enseñara las joyas que tiene en su propiedad y nos contará sobre ellas», confesaba en la inauguración el alcalde, José Manuel López Carrizo, junto al concejal de Cultura, Raúl Añover. Ambos alabaron que junto a los relojes el propietario haya colocado una pintura de una fotografía de su abuelo trabajando, pues con él empezó una saga que ha mantenido un negocio abierto en pleno casco antiguo nada más y nada menos que 77 años, y donde aún se marcan las horas de vecinos y visitantes desde su fachada, con un reloj fechado en 1920. «Con estos relojes, con la foto de mi abuelo, lo que estoy mostrando es la realidad de toda mi vida, y espero que esta exposición sea la primera piedra del Museo del Reloj que siempre he querido hacer en Tarancón, como ya he trasladado a diferentes corporaciones locales, sería uno de mis sueños», afirma  García Rodríguez, convencido de que sería un atractivo turístico más a la hora de dar a conocer la ciudad, con tesoros como el retablo mayor de la iglesia de la Asunción o el Museo de Emiliano Lozano de Casa Parada. «Es una ilusión grande que siempre he tenido y espero que esta muestra sea un empujón para lograrlo», insistió delante del alcalde actual, que avanzó como el futuro espacio multiusos que se va a crear en el antiguo mercado de abastos podría venir a dar cabida a propuestas como la suya.