Sánchez ante el espejo de Rajoy

SPC
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El líder socialista podría verse reflejado en el expresidente popular, que en 2016 necesitó dos investiduras para llegar a La Moncloa

Sánchez ante el espejo de Rajoy

Las dos investiduras fallidas que ha habido en España deben traer muy malos recuerdos a Pedro Sánchez, que ahora se asoma a una tercera. El socialista, pese a todo, tiene un espejo en el que mirarse: en el verano de 2016 Rajoy falló a la primera y salió presidente a la segunda. El exlíder popular se expuso a una sin apoyos el 30 de agosto de hace tres años, pero ya advirtió días antes de que en caso de fiasco, lo volvería a intentar dentro del plazo constitucionalmente establecido: dos meses. Y salió camino hacia La Moncloa el 29 de octubre.

El madrileño se asoma este mes a ese escenario, que él conoce bien porque lo padeció directamente. Tanto lo sufrió que las presiones para la abstención del PSOE, a la que se negaba, le obligaron a dimitir el 1 de octubre como secretario general y a abandonar el escaño el 29 de ese mes, cuando compareció ante los medios entre lágrimas para anunciar que se iba. Existen parecidos entre ambos casos, pero aparece también una diferencia clara que puede romper el espejo.

 

LOS PARECIDOS. El exlíder del PP ganó las elecciones del 26 de junio de 2016 con 137 escaños. Sin apoyos garantizados a pesar de haber mantenido contactos con todos los grupos, Rajoy aceptó el encargo del Rey el 28 de julio para recabar un nivel de respaldo mayor, pero se cuidó mucho de confirmar que se expondría a una investidura precisamente por esa falta de apoyo.

Tres años después, están pasando cosas parecidas. El renacido Pedro Sánchez venció en los comicios del 28 de abril con 123 escaños, pero sin holgura para gobernar, por lo que abrió inmediatamente una ronda de entrevistas. Tras el paréntesis de los comicios autonómicos del 26 de mayo, Felipe VI convocó a los representantes políticos para sondear su postura de cara a una investidura y, el 6 de junio, le hizo el encargo al socialista, quien, no obstante, dejó claro que le faltaba respaldo para seguir en La Moncloa, pero que intentaría lograrlo.

De momento, las conversaciones han sido infructuosas, pero Sánchez ya no espera y el pasado lunes le comunicó por teléfono a Meritxel Batet -algo inédito- que el próximo 22 se sometería a la investidura exponiendo su programa. La primera votación sería 24 horas después y la segunda, si es necesario, el día 25. En 2016, entre la propuesta delRey a Rajoy y el anuncio de la fecha, se consumieron 21 días. Este año, 26.

Otra similitud proviene de la amenaza de una repetición electoral que tanto el PP como el PSOE han utilizado para presionar a los otros grupos políticos.

 

LA DIFERENCIA. La cronología de acontecimientos que condujeron a Rajoy hasta una investidura fallida muestra un punto de inflexión que la secuencia de Sánchez no tiene, por ahora. El 9 de agosto de 2016, Albert Rivera compareció ante los medios y anunció seis condiciones para que el PP pudiera contar con Ciudadanos. Nueve días más tarde, se cerró el acuerdo y  se fijó la fecha del comienzo de la investidura: el 30 de agosto.

El candidato conservador consiguió un apoyo no decisivo, pero sí fundamental en la primera votación, y su horquilla de respaldo se elevó a los 169 síes, que serían 170 a raíz de la adhesión de Ana Oramas, de Coalición Canaria. La mayoría no era suficiente, pero sí presionaba al PSOE de cara a la opinión pública, que podía señalar a los socialistas como culpables del bloqueo que sufría el país al no tener Gobierno.

Sin embargo, Sánchez está sin apoyos de enjundia. Sus 123 síes le convierten en el candidato con más respaldo, pero no le colocan en una posición dominante, como la de Rajoy, para crear un conflicto interno en el PP o en Cs. De momento.