«La cultura es un factor económico de Cuenca»

J. López
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Entrevista con el director del festival de artes de calle 'Conka Street'

«La cultura es un factor económico de Cuenca»

No hay mejor herramienta para combatir la situación actual de pesadumbre,  a causa de la terrible pandemia del coronavirus, que volver a reunir a los ciudadanos en torno a propuestas colectivas y culturales. La celebración de festivales y eventos con espectadores son un buen indicativo de que, poco a poco, se vuelve a  recuperar la normalidad. Eso sí, con las debidas precauciones para evitar posibles brotes de contagios. 

Estos dos objetivos, recobrar la normalidad e impulsar actividades culturales, se han cumplido a la perfección en la última edición del festival de artes de calle Conka Street, que se celebró recientemente en la capital. Únicamente se tuvo que suspender el último espectáculo de la compañía La gata japonesa, para cumplir así con las nuevas medidas de seguridad del Covid-19. El director de este evento consolidado, Rafael Gascón, hace balance de las ediciones de Conka Street y avanza que el colectivo ya trabaja para que en 2021 se celebre una nueva muestra, a ser posible sin las restricciones que condicionan la presencia de asistentes. La Asociación El Canto del Gallo, con la colaboración de la Asociación de Amigos del Teatro de Cuenca, es la encargada de organizar esta propuesta cultural para la ciudad.

El grupos de socios y colaboradores que encabeza Gascón programó seis actuaciones singulares de danza-teatro, teatro-circo o magia. Tuvo especial repercusión el singular concierto de campanas en homenaje a los trabajadores de la Sanidad. La llamada Elegía sonora de una pandemia, obra de Juan Carlos Aguilar, director de la Banda de Música de Cuenca, hizo sonar durante 20 minutos las campanas de la iglesias del Cristo del Amparo, El Salvador, San Pedro, la Fundación Hospital de Santiago y el Convento de las Concepcionistas.

Conka Street es un festival que empezó a rodar en 2014 y que aprovecha las fechas de verano para proponer actividades escénicas, musicales y de todo ámbito. ¿Cómo surgió la idea de programar una muestra de estas características en la capital conquense?

Este es un modelo de festival que conocíamos y en el que ya habíamos participado en otras ciudades. Pensamos que el proyecto cultural se podía hacer en Cuenca y que el mes de junio, en cuanto los jóvenes tenían vacaciones, era una buena época para organizar el evento. La verdad es que estas fechas siempre nos han dado resultado, porque en ese mes no hay nada y como venimos del frío invernal la gente está deseando hacer cosas. Si programas actividades divertidas y culturales, los conquenses se lanzan a la calle. 

¿Puede decirse que el proyecto se ha hecho un hueco en el calendario de eventos para el público conquense de todas las edades?

Sí, sorprendió la buena acogida que tuvimos en el primer año. Es verdad que en el segundo tuvimos algún tropiezo por problemas técnicos y quizá por falta de experiencia en la organización, de todo se aprende, y poco a poco le ha ido atrayendo y gustando a la gente. Creemos que el teatro de calle, sobre todo, tiene su componente reivindicativo y social pero también de diversión. Casi todo lo que hemos programado desde entonces ha hecho reír y divertirse al espectador. El denominador común en este tiempo ha sido la alegría.

Hemos procurado que hubiese variedad, que quedaran reflejadas en la programación diferentes sensibilidades que podemos encontrar en las artes de calle. Por ejemplo, los últimos años hemos tratado de realizar intervenciones artísticas en la calle, graffitis, peleas de gallos de música rap, danza aérea, clowns, o zancos, etc. Son artes que en Cuenca también apetece ver y que se traen para que la gente disfrute de estos espectáculos. También tenemos en cuenta que el festival sea para todos los públicos. Las mañanas son horas infantiles y las tardes son más adultas, un poco canallas, musicales o roqueras, como se quiera llamar.

¿Hasta que punto suscita interés la programación que elabora Conka Street?

Cuando llega el verano, la gente nos pregunta sobre los espectáculos que van a venir y, dada la asistencia de espectadores, podemos decir que es un éxito. No obstante, vemos la idiosincrasia de esta ciudad  y sabemos que esta serie de espectáculos novedosos no llegan a conocerse por parte de todo el público. Nos gustaría hacer campañas de publicidad más generalistas, que se inundara toda la ciudad, pero el presupuesto que tenemos es limitado y nos tenemos que adaptar a ello. Eso sí, la atención que se presta por parte del público es de agradecer.

¿En que grado es vital el apoyo de las instituciones públicas para que se sigan celebrando este tipo de eventos culturales? En los tiempos que corren, ¿es necesario que se apueste aún más en cultura?

Las diferentes instituciones deben apoyar la cultura, ese es su cometido. Una vez que la sociedad tiene cubiertas las necesidades básicas, lo siguiente es la cultura, el conocimiento, la investigación, los libros, el teatro. Es una obligación. Siempre se puede exigir algo más, pero es cierto que debemos aportar. Es una labor de todos y esto es algo que trato de hacerle ver a la iniciativa privada. Hay que tener en cuenta que, al final, quien más se beneficia de estos eventos es la industria turística y los servicios culturales de la ciudad. Todo esto es una cadena y quien no quiera ver que la cultura es un factor económico de Cuenca es que es corto de miras. Si no promocionamos la  cultura, ¿qué industria hay para tirar de Cuenca? El Museo Abstracto ha hecho más por la economía de esta ciudad que la industria. Si la capital tiene algo es patrimonio y cultura, turismo cultural, paisajístico y gastronómico. En ese sentido, considero que hay alguna institución que podría apoyar más.   

Si la asociación El Canto del Gallo tiene remanentes, se ponen por adelantado para que se pueda celebrar Conka Street, si no no se podría organizar. El sistema de subvenciones de Castilla-La Mancha es a posteriori. Si no tuviéramos ese remanente, si la gestión económica no se hiciese con coherencia y generosidad no se podría realizar esto. Por eso no podemos adelantar grandes cantidades para organizar un festival. La asociación no tiene esas cantidades y nos tenemos que conformar con estos presupuestos. Así no creceremos, nos mantendremos y seguiremos como estamos.  

Las medidas extraordinarias del Covid-19 han impedido concluir la edición de este año con el último espectáculo, pero ¿cómo valorar la celebración del evento y la asistencia de público a las distintas actuaciones?

El balance es muy positivo. En algunas actuaciones estuvimos al cien por cien y en otras al 80. Creo que está muy bien, sobre todo lo que valoramos positivamente es la calidad en la organización. Con los condicionantes que nos ponían lo hemos hecho perfectamente. Incluso han venido observadores y nos han dado la enhorabuena. ¿El público? No solo no ha respondido sino que se lo ha pasado bien. Nos han dejado comentarios en todos los espectáculos y todos son positivos.

Tras los últimos acontecimientos, ¿cómo ve el futuro de los eventos culturales  al aire libre y en este caso de Conka Street? 

La situación general es tan voluble que hay que ir paso a paso. Vamos a ver como nos levantamos el día 1 de enero. De momento, ahora, podemos decir que Conka Street 2020 no ha terminado. Vamos a hacer un corto del concierto de campanas que quedó grabado y se va a producir un vídeo para presentarlo a la ciudad. Ha habido gente que no lo ha podido disfrutar. Además de recoger todo y de realizar las memorias justificativas, ya pensamos en preparar la edición del año que viene. Si la pandemia va mejorando, tenemos una vacuna, nos podemos quitar la mascarilla, se hacen las cosas con tranquilidad y tenemos recursos para poder salir adelante, podremos tener otra edición de Conka Street.