Ya está todo listo y preparado para que el Incarlopsa Cuenca inicie el campeonato de la Liga Sacyr Asobal que arranca este próximo martes con la disputa del partido que enfrenta a Bidasoa Irún y a Ademar de León. Seis meses exactos habrán pasado desde que el equipo conquense venciera en El Sargal al Anaitasuna (27-23) y, como en el resto de competiciones deportivas, tuviera que echar el freno por la pandemia del coronavirus.
Tanto tiempo de inactividad competitiva ha provocado que el balonmano nacional quiera retomar la disputa del torneo liguero. Sin embargo, y a pesar de que todo está dispuesto para el arranque, aún se ciernen numerosas incógnitas que habrá que resolver en los próximos días, antes de que se celebren los partidos. Esas dudas pueden ocasionar que, incluso, se aplace la jornada entre semana y la que debe disputarse el fin de semana. Para empezar, varios equipos han tenido que suspender sus partidos amistosos cuando se ha detectado fiebre en alguno de sus jugadores, ante la posibilidad de que fueran positivos por Covid-19, y otros clubes tienen trabas para disputar encuentros en sus pabellones por las restricciones de cada comunidad.
Es el caso del Dicsa Modular Cisne de Pontevedra, equipo al que se debería enfrentar el Incarlopsa este miércoles a las 20,30 horas. El problema es que la Xunta de Galicia no permite todavía el deporte con contacto físico y, por tanto, el enfrentamiento está, a día de hoy, en el aire.
La Asobal ya ha publicado el calendario que regirá la competición, pero los clubes se han movido rápido y exigen que se establezcan medidas sanitarias para disputar con garantías los choques. A todo este galimatías se une que esta semana se produjo la renuncia del presidente de la Asobal, Adolfo Aragonés.
«A día de hoy no sabemos qué nos vamos a encontrar la semana que viene», declara el entrenador, Lidio Jiménez, que añade que «se está planificando y preparando sin saber qué sucederá».
Los entrenadores y capitanes de los clubes de Asobal consideran que la solución a la competición podría pasar por establecer un calendario alternativo con las llamadas ‘burbujas’. Se trataría de pequeño torneos entre seis equipos que, por proximidad, disputarían los enfrentamientos. «Soy de los que opinan que 17 jornadas son mucho riesgo. Según está la cosa, hay que pensar en otra fórmula. No sé cuál es la más efectivo, pero la prueba de cómo está el asunto son las suspensiones de los amistosos», opina. Tampoco hay que olvidar que el calendario ha querido que los de rojo carmesí –ese es el tono de la nueva equipación del Incarlopsa– tengan que hacerse 3.000 kilómetros en la dos próximas jornadas visitando consecutivamente y a domicilio a Pontevedra y Puente Genil. «No sabemos si podemos planificar los viajes y los entrenamientos de la semana que viene. Esperamos que nos lo digan cuanto antes, porque esta es una situación totalmente ilógica. No entiendo lo que está pasando», esgrime Lidio.
Pretemporada. Mientras tanto, el Incarlopsa Cuenca va a lo suyo y completa este viernes una pretemporada ante el Valladolid (El Sargal, 20,30 horas) que puede calificarse de exitosa.
No participarán en el amistoso el pivote Moscariello, lesionado y que permanece en Argentina, ni Hugo López que tiene dolores en uno de sus tobillos. Además, Pizarro sólo lleva unos días entrenando con el equipo. Sobre el resto de la plantilla, confiesa el técnico estar contento «con la formación física y táctica. Creo que los conceptos se están cogiendo muy bien y, aunque la pretemporada es corta por las circunstancias que hemos vivido, seguramente nos costará coger el ritmo más semanas».
Para que el equipo muestre su potencial al cien por cien, cree que «falta bastante. Estamos en una buena línea, pero nos falta competir y mucho entrenamiento. Ahora hay que intentar sacar los partido y ser efectivos».