En el año 2016, fue lanzado en todo el mundo Tom Clancy’s The Division, un juego de acción y disparos, con algunos elementos propios de los RPG. Aunque su planteamiento era parecido a otras producciones de corte similar, sus creadores supieron dotarlo de algunas características que lo desmarcaron del resto de títulos del género.

Su historia daba comienzo, justo después de que un grupo terrorista lanzara un devastador ataque biológico sobre la ciudad de Nueva York. Su plan consistía en extender un peligroso virus entre los ciudadanos, contaminado una remesa de billetes en pleno Black Friday. Cada vez que el dinero cambiaba de manos, esta mortal enfermedad encontraba una nueva víctima, creando una epidemia que causó numerosas bajas entre la población.

La trama de esta secuela se inicia siete meses después del desastre de la Gran Manzana. El virus sigue expandiéndose sin control por la geografía americana, llegando hasta la capital de la nación, Washington D.C. Varios grupos rebeldes han aprovechado la situación, para hacerse con el control de las calles y someter a sus habitantes.

Sin embargo, una organización secreta, llamada The Division, no está dispuesta a permanecer impasible, así que, mediante un grupo de agentes encubiertos, deberán restablecer el orden, parándole los pies a aquellos que están sembrando el caos y la destrucción.

El sistema de juego es el de un shooter en tercera persona, que pone mucho énfasis en el uso de coberturas. Sus tiroteos cuentan con un alto componente táctico, así que no es mala idea estudiar la situación antes de lanzarse al fragor de la batalla. Cada personaje cuenta con un extenso sistema de progresión, que le permite aprender habilidades especiales conforme sube de nivel. También es posible adquirir armas de varios tipos, con las que mejorar el poder ofensivo, y accesorios que amplían las prestaciones del equipamiento.

Aunque la historia principal es bastante interesante, el juego no finaliza una vez se termina. Llegados a este punto, es cuando el título muestra sus mejores bazas, debido a las actividades de alto nivel a las que se puede acceder. Además, harán acto de presencia los enemigos más duros e implacables: los Colmillos Negros.

Lo más destacable del apartado técnico, es la fantástica ambientación que consigue trasmitir. Al pasear por las desoladas calles de Washington D.C., los aficionados van a poder observar edificios en ruinas, basura amontonada por todos lados y zonas en las que la vegetación le ha ganado la batalla al asfalto. Visualmente, es una auténtica gozada, con escenarios muy detallados que tienen una gran extensión, tanto en interiores como en exteriores, y curiosidades como la recreación del ciclo día/noche.

El sonido también juega un papel importante. Todas las armas cuentan con efectos muy realistas, tanto al disparar como al recargar. Los tiroteos se sienten muy intensos, gracias a la contundencia de las explosiones y al estruendo que genera todo lo que sucede en pantalla. En cuanto a la banda sonora, las melodías de corte bélico ayudan a crear una atmósfera épica que impregna muchas de las misiones.

The Division 2 guarda grandes similitudes con la primera entrega, pero está mejor estructurado e incluye muchos añadidos que enriquecen la experiencia. Aunque se disfruta más en compañía, los lobos solitarios también van a encontrar actividades que están pensadas para ellos. Su sistema de progresión es muy adictivo, incentivando que los jugadores vuelvan una y otra vez. En definitiva, un magnífico shooter que tendrá ocupados a los aficionados al género durante meses.