Los ganaderos salvan el año con la venta de carne de cordero

J. López
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La Asociación de Productores de Cordero de la Serranía de Cuenca muestra su inquietud por la campaña de otoño e invierno

Los ganaderos salvan el año con la venta de carne de cordero

A pesar del año atípico para el sector primario, los ganaderos de la Asociación de Productores de Cordero de la Serranía consideran que la temporada no será todo lo malo que se presuponía allá por el mes de abril y mayo. Puede decirse que «de momento salvamos los muebles». Así lo confirma Vicente Caja, presidente del colectivo de ganaderos de la Serranía, que reconoce que el año fue especialmente controvertido durante los meses de confinamiento, pero los precios «se arreglaron a partir de esas fechas». No obstante, recalca, «no han acabado siendo los de otros años. Tenemos la incertidumbre de que no sabemos cómo va a afectar a los corderos del otoño y del invierno, puesto que dependemos mucho de las exportaciones».

El también representante del sector ganadero en Asaja Cuenca conviene que el mercado «se ha recuperado porque ha habido algo de exportación y, aunque parezca que no, el consumo en España sigue siendo muy importante». Eso sí aclara que, a la hora de comercializar, la carne con mayor problema «ha sido la del lechal. Se suele consumir en asadores y en zonas concretas. Por ejemplo, en Madrid o en Castilla y León es muy típico».

Sobre los precios –Cuenca sigue teniendo como referencia a la Lonja de Albacete– indica que «se han mantenido al final, pero no repuntan en octubre que es cuando más caros se venden». De cara a la Navidad, una de las épocas con mayores ventas de carne de cordero, expone que «el consumo importante es el doméstico y no nos preocupa tanto el canal Horeca, de hoteles, restaurantes y cafeterías».

Comercialización. Caja confirma que antes de la pandemia, la Asociación de Productores de Cordero de la Serranía de Cuenca había tenido contactos con empresarios de Galicia y el Levante para distribuir carne conquense en aquellas comunidades. No obstante, los contactos se pararon al inicio de la pandemia. «Tuvimos que vender los corderos a los clientes habituales y esa partida quedó en suspenso», dice el alcalde de Buenache de la Sierra, que afirma que en el futuro no se descarta que las relaciones comerciales se retomen.

Es más, recuerda que a principios de este mes se realizó una reunión informativa sobre el apoyo a la comercialización del cordero serrano en la Vega del Codorno, que contó con la presencia de la Fundación Global Nature. 

Esta organización se encarga de efectuar acciones promocionales y de comercialización enmarcadas dentro de la Marca de Garantía ‘ProBio-Diversidad’, cuyo sello puede aplicarse a la Serranía de Cuenca, que está incluida en la Red Natura 2000. Según explicó Global Nature, se ha generado interés por parte de varios restauradores para utilizar la carne de cordero que se encuentra bajo dicha identificación en sus establecimientos y así reforzar la marca ‘Cordero Serranía de Cuenca’. La Diputación Provincial también ha mostrado su intención de apoyar estas iniciativas.

Quejas ganaderas por las piedras de sal usadas en la caza. El también presidente de la Mancomunidad de Pastos de Sierra Cuenca, una de las más antiguas del país que ocupa casi todos montes de Cuenca –fundada en 1895–, asegura que hay tensión entre los ganaderos y los cazadores. Todo se debe a que algunos «colocan comederos y piedras de sal por donde quieren y eso provoca que las ovejas se arremolinen. La más floja, que suele ser la más joven, acaba por fallecer. Sospechamos que alguna de ellas también ha podido morir empachada». Esta actitud «debe cesar. Pueden cebar a la caza cinegética y ayudarse de sal, pero en lugares cerrados», señala.

Caja, miembro del Comité Ejecutivo de Asaja Cuenca, corrobora que el colectivo de la mancomunidad de pastos ha remitido una carta al delegado provincial de Desarrollo Sostenible, Rodrigo Molina, para trasladarle la situación ante las numerosas quejas de los ganaderos que hacen uso de la concesión. 

Asimismo, añade, que varios ayuntamientos no licitan todo el año el aprovechamiento de pastos de los montes de utilidad pública. «Hay tres montes que solo salen en la subasta para ocho meses al año, cuando la ganadería consume los excedentes de primavera, y los otros cuatro meses coinciden con la temporada de caza. Se está sentando un precedente y en el caso de que hubiese un incendio forestal, por la acumulación de pastizal, se pedirían responsabilidades», indica.