«Una de las soluciones para Cuenca es vivir del turismo»

Jonatan López
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Entrevista con el guía turístico y autor del último manual sobre la Catedral

«Una de las soluciones para Cuenca es vivir del turismo»

Acaba de hacer realidad  uno de los objetivos que tenía entre ceja y ceja, publicar una guía de Cuenca y de la Catedral con su particular punto de vista. Este conocido conquense se llama Víctor Huerta, nació en el barrio de Casablanca y, tras 35 años dedicándose a enseñar los rincones de la ciudad a los turistas y visitantes que lo requieren, saca a la luz el manual Cuenca y su Catedral que ha sido publicado por la editorial Alfonsípolis. Está maquetado por la diseñadora y fotógrafa Águeda Lucas, lleva fotografías de Gustavo Villalba e ilustra la portada con una imagen del artista ya desaparecido Miguel Ángel de Isidro, Goliardo. Además, el prólogo tiene la firma del director de la Catedral, Miguel Ángel Albares. El libro de Huerta puede adquirirse por 10 euros en la propia Catedral, tiendas del Casco y en varias librerías de la capital. El éxito de la primera edición es que ya está prácticamente agotada.

¿Por qué publicar una guía dedicada a la Catedral en estos momentos y cuál es su propósito? La idea nace porque en estos últimos 35 o 40 años he enseñado la ciudad de Cuenca a miles de personas y, en muchos casos, la Catedral. Muchos me decían: «qué pena que no haya aquí una guía que nos podamos llevar». Lo comenté en pequeños círculos, porque fui miembro de Cuenca Abstracta, y con Fernando Evangelio y Santiago Catalá pensamos en hacer un libro. Así que, aprovechando la pandemia y que no salía de casa, acabamos por publicarla. El mejor comentario que han hecho de ella es que soy yo, que se refleja como lo hago y mi manera sencilla de explicar las cosas. Algo útil para los visitantes y para los conquenses. 

El libro ha sido publicado por Alfonsípolis. ¿Qué importancia tiene que existan editoriales locales que sigan apostando por lo hecho en Cuenca y por los conquenses? La importancia, para mí, es enorme. Tuve la oportunidad de observar los libros que tiene esta editorial y es impresionante. Que alguien se preocupe de los autores conquenses y de sus libros interesantes, fuera de las instituciones y con todo mi respeto por ellas, es absolutamente imprescindible. 

¿Se trata de una guía para los visitantes que desconocen los secretos de la Catedral, o también está destinada a los propios vecinos de la ciudad y la provincia? Te diría que las dos cosas. Esto lo hemos hablado muchas veces. El desconocimiento que tiene la ciudadanía conquense acerca de la ciudad es muy grande. Cuenca no solo es la Vaquilla y la Semana Santa. Es también esa silla de anea en la que se sienta una mujer de 80 años que toma el sol en esta época y al atardecer, o bajándote a tomar un chato de vino a la taberna del Tío Riau, a Las Quinientas, o darte un paseo por La Guindalera. Todo eso es Cuenca. Si hiciésemos una encuesta en Carretería, muchos no tendrían ni idea. Esta guía es un instrumento muy sutil para que la gente pueda conocer su ciudad. El turista se la lleva en cuanto se la ofrecen. Para los que la hemos hecho, para mí y el editor, es un pedazo de Cuenca que se llevan escrito. 

Por cierto, ¿es de los que cree que la Catedral de Cuenca es la primera de estilo gótico que se construyó en Castilla? No solo lo creo, si no que estoy completamente convencido. La clave de todo esto es Leonor de Plantagenet, hija de Leonor de Aquitania. Esta mujer era normanda, había vivido el nacimiento del gótico en Normandía y se casa posteriormente con Alfonso VIII con solo 10 años. Cuando llega a Cuenca tiene 17 y no solo está formada en artes de la guerra, sino en el conocimiento general y en las evoluciones artísticos. Hay quien dice que la Catedral es una clara evidencia de la Orden del Temple, e incluso algunos dicen que fue la encomienda de París, la que hizo Notre Dame y desplazó a los canteros a Cuenca. No se sabe quienes son los dos primeros canteros, pero sí el tercero y el cuarto que es importantísimo. Lo que está claro es que Cuenca fue como el instituto de desarrollo del gótico en España. Todo lo que se hacía después en otras catedrales se inició en Cuenca, caso del gótico radiante. 

Imagínese que Cuenca no tuviese esta maravillosa Catedral. ¿Cree que la ciudad hubiese obtenido el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad por otros méritos? No creo. La belleza de la ciudad está por encima de todo lo demás. Que tuviéramos una catedral de esta categoría, minusvalorada incluso por los gobernantes, le da un semblante mayor. La ciudad, en sí, es definición de paisaje y monumentalidad. Esa combinación de paisaje y arquitectura es la que le ha hecho ser Patrimonio de la Humanidad, a pesar de que no lo valoramos. Este título es algo que se puede dar y también quitar. Cuenca tiene que espabilar. No porque esté en riesgo, de momento.

La guía no se detiene en la Catedral, si no que muestra desde su particular punto de vista otros rincones de la ciudad que son de obligada visita. ¿Este es un manual para que el lector y el viajero no se pierda nada y conozca los mejores detalles? Eso sería muy difícil. En vez de una guía de 60 páginas saldrían 200, con lo cual sería un libro. Yo me detengo a hablar de la trashumancia en Cuenca, de lo que significaba la industria textil y lo poderosa y rica que fue esta ciudad en el siglo XVI, con un montón de habitantes. Eso fue lo que atrajo a pintores y artistas que trabajaron luego en la Catedral. No nos olvidemos que el artista viaja cuando ve dinero a ganar y esa fue la razón de la llegada de tantos. Hay que recordar que el Arco de Jamete de la Catedral es el mejor de estilo renacentista del mundo. Ese arco triunfal de interiores no existe en ningún sitio. 
Usted, que lleva 35 años como guía turístico, opinará que Cuenca debería ser un destino de primer nivel por su patrimonio. No obstante, ¿qué le falta a los conquenses para creerse que la ciudad es única y se puede vivir del turismo? No solo no nos lo creemos si no que aquí hay turismofobia. Es curioso que en un sitio donde no hay turismo haya esa sensación. Hay quien dice que hay que traer industrias, pero ya las tuvimos y nos las cargamos. Peris Andreu, Travenol, Cuberg... Una de las soluciones para Cuenca, y estoy absolutamente convencido, es que pueda vivir del turismo. Tiene su servidumbre, pero también sus muchas ventajas. A través del turismo se puede enfocar una serie de profesiones, de industrias complementarias. Otro tema es la dispersión que existe entre el Casco Histórico y la parte baja, que es terrible. Somos dos ciudades. Es imprescindible la conexión clara y fácil entre el Casco Histórico y el resto de la ciudad, que no existe.

¿Vivirá Cuenca alguna vez del turismo? ¿Sí o no? No tiene más remedio. Sí.