Eterno capitán

J. López
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David Mendoza, que anunció hace un mes su retirada de la práctica profesional con 37 años, será recordado como uno de los símbolos del emergente balonmano conquense

Eterno capitán

David Mendoza colgó las botas hace tan sólo tres semanas, tras 12 campañas consecutivas en el Liberbank Cuenca. El pivote, todo un emblema del balonmano conquense, repasa su trayectoria, los momentos más difíciles y alegres y analiza el futuro de un equipo que le recordará como el eterno capitán.

Fútbol, baloncesto, tenis. Mira que había deportes que practicar de pequeño. ¿Qué le hizo decantarse por el balonmano y en qué momento?

De pequeñito iba con mi padre al balonmano y siempre me atrajo. El momento clave fue la visita de Juan Pedro Muñoz Papitu al colegio. Para nosotros era un ídolo. Ahí fue cuando, con unos compañeros de clase, decidimos apuntarnos al equipo.

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¿Qué recuerdos le vienen a la mente de aquel equipo de la Sociedad Conquense?

Iba con mi padre y lo pasaba muy bien. Me acuerdo que coincidió con un balonmano de mucho nivel y jugadores internacionales, sobre todo yugoslavos. Nesevic, Belic, los hermanos García, Serra o Maglajlija. Tendría unos 10 años.

Aparte de Liberbank formó parte de Ciudad Real, Córdoba, CAI Zaragoza y Academia Octavio. ¿De qué equipo guarda mejor recuerdo?

Quitando Liberbank, tengo buenos recuerdos de todos, pero quizá una de mis mejores épocas fue Zaragoza. Pasé a jugar División de Honor B y conseguí el primer ascenso. Era un equipo muy parecido a Cuenca y de allí guardo muchos amigos, entre ellos el entrenador, Fernando Bolea, al que estaré eternamente agradecido porque se volcó conmigo y apostó por mí. Gracias a eso he llegado hasta aquí.

¿Qué sensación tuvo cuando disputó el primer partido con la camiseta azul del Edenca en la campaña 2007-2008?

Las sensaciones fueron distintas, con nerviosismo como en cualquier inicio de cualquier temporada. Estas en casa, con tu gente, tu familia y fue un momento especial.

Obucina, Bebeshko, Domínguez, Bolea, Dzokic, Zupo, Lidio. ¿Con qué entrenador aprendió más?

Esto me preguntaron en otras entrevistas y creo que al final, de cada entrenador, sacas lo mejor. De todos aprendí y sería injusto nombrar a uno solo. Todos hacen su labor, tratar de sacar lo mejor de ti y que mejores en tu carrera. En este caso, aprendí de todos.

Fue operado de un hernia cervical hace tres años. ¿Ha sido su lesión más grave ?

Sí, fue la más grave. Cuando te operan de una hernia ya es algo más comprometido y siempre te queda la incertidumbre de si podrás seguir jugando a balonmano o no. Ese fue el momento más duro de mi carrera. Me la produje en un entrenamiento. Me empujó Tolmos y topé con el codo de Marchán. Fue parecido a chocar contra una columna de cemento y también me hice una fractura en la cuenca del ojo. Cuando me vieron los neurocirujanos optaron por operarme de urgencia porque estaba ya rozando el canal medular, con lo cual ya era algo serio.

¿Pensaste en algún momento que debías dejar la práctica deportiva?

Sí, por supuesto. Es una cirugía que al final consiste en fusionar dos vértebras. Siempre te queda esa incertidumbre de si podrás o no competir. Por un lado los médicos decían que sí, pero por otro que te mentalizaras de que pudiera ser que tuvieras que dejar el balonmano de lado.

En los últimos años no se prodigó excesivamente en la faceta anotadora. ¿Recuerda algún tanto que se le haya quedado grabado en la retina?

Uno de los que más recuerdo fue el gol de vaselina que metí contra Anaitasuna en Cuenca, que nos íbamos de dos y eso nos hacía subir a Liga Asobal.

Campeón de Europa con la selección española de Balonmano Playa y subcampeón de la Copa del Rey con el Liberbank Cuenca. Si hubiese podido cambiarlo por otro de sus sueños, ¿por cuál sería?

El sueño de todo el que se inicia en un deporte es el de jugar en la selección española. Fue complicado porque en mi generación salieron muy buenos pivotes.

¿Recuerda cuál ha sido el partido en el que haya pasado más nervios?

Sin duda alguna, en Puente Genil. Necesitábamos ganar sí o sí porque sino descendíamos de categoría. No jugué porque estaba operado del cuello. Recuerdo escucharlo en la radio, con la narración de Massó, y lo pasé muy mal.

Sergio y Hugo López, Taravilla. ¿Cómo ve la evolución y continuidad de los jóvenes valores de la cantera conquense?

Sergio y Hugo ya son una realidad. Juegan al máximo nivel y lo están haciendo bien. Taravilla es una de las promesas de Cuenca. Muy trabajador y está mejorando mucho. Hay que mirar más abajo porque creo que viene gente muy fuerte. Igual es la hora de que el equipo apueste por los jóvenes y tengan continuidad.

¿Ha asumido ya que no volverá a jugar como profesional del balonmano?

Ahora estoy en modo vacaciones, después de 10 meses de competición. Creo que todavía no lo tengo asumido. Me empezaré a dar cuenta cuando comiencen a jugarse partidos en el pabellón. Será cuando más lo eche de menos.

¿Cree que el mejor momento del balonmano conquense está aún por venir?

Eso se dice todos los años, y yo creo que sí, que el equipo está en crecimiento y se están haciendo las cosas bien. Quizás vengan años malos, peores, pero creo que con la afición que tenemos y con el respaldo de las instituciones, espero, este equipo coja nombre y se afiance en la parte alta de la tabla.

¿Seguirá ligado a este deporte de alguna manera?

Ya extendí mi mano al club y les dije que cuenten conmigo para lo que necesiten. Dentro de mis posibilidades, y lo que mi trabajo me permite, estoy dispuesto a ayudar en lo que haga falta.

Exprese un deseo para el Liberbank Cuenca y para la familia conquense del balonmano.

Sólo quiero que siga todo igual, que la gente acuda a los partidos y siga apoyando al equipo como lo ha hecho hasta ahora. Mi deseo es que este club siga creciendo y, sobre todo, que podamos ver a Cuenca jugando muchas más finales o disputar partidos para estar en la parte alta de la clasificación.