Olivas: "El programa 42 es una filosofía de vida"

R.L.C.
-

Un conquense, el taranconero Luis Miguel Olivas, está al frente de la escuela de programación 42, un concepto pedagógico revolucionario que ha traído en exclusiva a España la Fundación Telefónica, donde lleva trabajando desde 2012.

Olivas: "El programa 42 es una filosofía de vida"

Sin la figura del profesor tradicional, sin libros, en un espacio abierto las 24 horas del día los siete días de la semana y gratuito, así es la escuela de programación 42, una innovadora iniciativa educativa presente en más de 20 países que ha traído en exclusiva a España la Fundación Telefónica. Al frente de este concepto pedagógico revolucionario está el conquense Luis Miguel Olivas, de Tarancón, director de 42 y director de Empleabilidad e Innovación Educativa en la Fundación Telefónica, donde trabaja desde 2012. Licenciado en ingeniería de Telecomunicaciones, ha hecho de su pasión por la acción social, por la creatividad, la innovación y la gente, su modo de vida. 

¿Cuál es la principal aportación de la escuela de programación 42?

El alumno tiene que llevar su propio ritmo de aprendizaje, no todos somos igual. Frente al sistema más tradicional en el que el profesor impartía el conocimiento, ahora la fuente de información está a un clic. Un proyecto como 42 incorpora que el alumno tiene que ser el centro de su toma de decisiones, como la educación se puede adaptar a las necesidades de cada uno, esto pasa porque el rol del docente cambia, se convierte en un compañero de viaje, en un facilitador del aprendizaje que acompaña al alumno en el nuevo paradigma educativo. 

¿Y cuáles son las claves del nuevo paradigma educativo?

Hay una demanda de nuevos perfiles profesionales que cada vez se está acelerando más, incluso a raíz de la Covid-19. Las vacantes de perfiles digitales que se están quedando sin cubrir por falta de cualificación está creciendo. El confinamiento total por la pandemia puso de manifiesto un caos educativo y familiar, ni los profesores ni los padres estaban preparados ni los centros educativos tenían las herramientas para seguir el aprendizaje on line. Intentar impartir la clase presencial al otro lado de la pantalla no funciona, aunque me quito el sombrero por todos ellos, porque lo intentaron sacar adelante como pudieron.  

Ante esta necesidad de que la digitalización ha llegado a todos los sectores productivos, también ha llegado a la educación y se ha acelerado. De hecho, en España hemos tenido mucha suerte porque nos ha pillado a nivel de infraestructuras educativas muy preparados, nuestro presidente, José María Álvarez-Pallet, dice que España tiene más fibra óptica que Alemania, Reino Unido, Italia y Francia juntas, eso a permitido teletrabajar, realizar clases on line. En Latinoamérica, donde llevo la coordinación de nueve países, los centros educativos después de más de un año siguen cerrados, no tienen la conectividad que nosotros, es un drama para toda una generación. En España hay 700.00 familias que no han podido continuar un aprendizaje por internet, Telefónica puso en marcha el programa Conecta Educación, que llegó a más de 15.000 niños y más de 4.500 profesores. Fundación Telefónica lleva trabajando más de 20 años como catalizador de la inclusión social en la era digital.  Esta pandemia nos ha demostrado más si cabe que la sociedad necesita que le acompañemos en esa transformación digital de la educación. 

¿Qué ha supuesto 42 para España?

Cuando llegó a España hace año y medio habíamos levantando antes 81 iniciativas a nivel mundial similares, buscábamos traer una innovación educativa que viniese a romper el paradigma de la educación y que realmente ayudase a los gobiernos e instituciones públicas, con un rol de catalizadores, a hacer las cosas de forma diferente y que funcione.

Estamos en un momento en el que hoy más que nunca, como compañía, estamos muy sensibilizados, tenemos que ser capaces de que en esta revolución tecnológica nadie se quede atrás y es momento de acompañar a las personas para que se suban al barco de esa digitalización. 

Nosotros sabemos que la tecnología nos va a generar grandes oportunidades, la tecnología habilita, pero las personas somos las que transformamos. Tenemos muy claro que más allá del conocimiento más técnico, hace falta el humanismo tecnológico, hace falta dotar a la tecnología de esa ética, hacen falta filósofos digitales, abogados digitales,... Toda una serie de profesiones que aún no está digitalizadas. 

¿Cómo es la metodología de 42?

No hay profesores, no hay horarios, el campus está abierto 24 por 7, excepto cuando ha habido toques de queda por la pandemia. Es una metodología en la que el alumno aprende a aprender, entre sus compañeros. Algunos han dicho que la escuela de programación más innovadora del mundo, nosotros decimos que es una filosofía de vida. 

¿En qué está basado entonces el aprendizaje del alumno?

En retos, con técnicas de gamificación para favorecer la motivación del alumno, está todo como ambientado en un juego. Existe un staff, que estamos en la sombra, con ese rol de facilitadores, pero nunca para darles una respuesta de contenido. Aquí reside esa rotura del paradigma educativo que trae esta metodología. 

¿A quién está formando Fundación Telefónica en esta escuela?

Estamos formando a todos los perfiles digitales que demanda el mercado laboral, programador web, bigdata, programadores móviles, expertos en ciberseguridad... Hay un cien por cien de inserción laboral en todos los campus, las empresas vienen a buscar estos perfiles mucho antes de que terminen. Da igual lo que han aprendido a nivel de contenido, aquí la clave es cómo lo han aprendido. Es una metodología que funciona, te encuentras a gente viene del mundo de la psicología, la hostelería, la construcción, estudiantes de ADE (administración y dirección de empresas). 

Nació hace ocho años en París y está presente ahora mismo en 36 campus en todo el mundo, en 23 países. En el campus de Madrid hay 28.000 personas inscritas para ocupar una de las 1.000 plazas, hace poco más de un mes inauguramos el de Urduliz y vamos a estar también en Málaga, Barcelona y Alicante.

¿Llegará a Castilla-La Mancha?

En Castilla-La Mancha de momento no está previsto, pero sí que el presidente regional tiene mucho interés, al igual que la consejera de Empleo, están muy entusiasmados con este proyecto tan innovador.

¿Cuáles son los requisitos para entrar en la escuela 42?

Es una formación gratuita, solamente tienes que tener más de 18 años y no tienes por qué contar con conocimientos previos de programación, más o menos la mitad de los que entran sabe programar y el resto no tienen ni idea. Para entrar primero hay que resolver un test on line muy sencillo, y luego otro lógico-matemático. El momento para entrar en 42 es la «piscina», 26 días seguidos, sábados y domingos incluidos, en los que te enfrentas a cosas que no tenías ni idea, a proyectos individuales, exámenes muy exigentes de cuatro horas, el último de ocho, sin información previa, con trabajos en equipo los fines de semana. 

 Está pensado para los que no saben programar, llegas a una metodología en la que nadie te va a explicar nada y te tienes que buscar la vida, es la clave de 42. Lo único que tienes que tener es la actitud, la capacidad de buscarte la vida, en esa «piscina» los alumnos hacen un máster de tolerancia a la frustración. 

¿Y cuánto dura el proceso formativo en esta innovadora escuela?

Hay 21 niveles de aprendizaje, todos tienen la obligación de hacer siete, que es el bloque común, a partir de ahí ya hacen sus primeras prácticas en empresas y ya es muy difícil que alguien vuelva sin trabajo. Algunos acaban compaginando trabajo y 42, otros abandonan por inserción laboral, que en el fondo es lo que buscamos en Fundación Telefónica. 

 En 42 la gente tiene la capacidad de reinventarse, de buscarse la vida y es lo que hace tan valioso el programa. No salen con una titulación, ni queremos, pero sí con un diagrama competencial, que incluye además de lo que saben hacer como es cada uno trabajando. Estamos muy cerca de los ministerios de Educación y Asuntos Económicos porque queremos que estos elementos que tiene 42 puedan entrar en la formación reglada y jugar un papel relevante en la FP, que es uno de los sectores que más tiene que evolucionar. Desde Fundación Telefónica vamos a poner a disposición del Gobierno el proyecto 42 para formar a los docentes de la Formación Profesional en una metodología diferente. 

¿Entiendo que hay alumnos de 42 repartidos por todos los sectores?

Esta digitalización está llegando a todos los sectores, hay mucha gente que sale de 42 trabajando en el ámbito de la energía, construcción, transporte, sanidad, hostelería... Parte del futuro económico de nuestro país pasa por la digitalización de las pymes, de los sectores menos digitalizados. Tenemos que ser capaces de transmitir a la sociedad que la tecnología no es mala, son muchos los docentes o padres que le tienen rechazo si nos detenemos en el ámbito educativo. La digitalización en cualquier ámbito no significa menos puestos de trabajo, sino todo lo contrario. Por eso acompañamos a las personas a transformar la sociedad, a dotarla de valores digitales y éticos, también a los de entre 45 y 50 años, que ven todo más negro, y hay que lanzarles un mensaje de optimismo. 

Esta propuesta de subirse al barco de la digitalización ha sido también para usted toda una revolución profesional, ¿y también personal?

Tras estudiar en el colegio Melchor Cano, cuando llegué al instituto no había nada que realmente me entusiasmara, y mi padre me dijo, estudia lo que puedas y trabaja en lo que quieras, un paradigma que me ha acompañado toda mi vida. Los valores de solidaridad y ayudar a los demás me han venido por mi madre. Tuve la suerte de hacer un voluntariado en Kenia con mi mujer, de tres semanas, que me cambió la vida. Descubrí que mi pasión era lo social, la clave fue poner mis habilidades, capacidades como jugador de baloncesto, entrenador, árbitro, aficionado al triatlón, de superación, planificación y esfuerzo, en el paradigma de la empleabilidad. 

Me considero un intraemprendedor dentro de la compañía Telefónica. 42 casi se queda en un cajón, pero lo defendí como si fuera un bebé, transformando muchos noes en síes, no es verdad que no se puede, es que no hemos dedicado suficiente tiempo para que se pueda.