"La CIA entrenó para aniquilar a los que pensaban distinto"

Juana Samanes
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Versátil. El respetado intérprete argentino tiene gran facilidad para cambiar de acentos y encarnar a ciudadanos de cualquier nación hispanoamericana

"La CIA entrenó para aniquilar a los que pensaban distinto"

Al actor argentino Alberto Ammann muchos lo descubrieron en nuestro país gracias a Celda 211 y, desde entonces, ha desarrollado una carrera profesional plagada de buenas elecciones tanto en cine como en televisión. Le hemos podido ver en series tan famosas como Narcos y en películas tan interesantes Eva, Combustión o Invasor. En El año de la furia se mete en la piel de un guionista de un programa de humor televisivo que, en los comienzos de la dictadura militar en Uruguay, empieza a complicarse su trabajo cuando experimenta todo tipo de presiones y a temer por su vida.

El personaje de Diego supongo que le llegó mucho, desde el primer momento, porque como en la vida real, sus padres ejercieron de periodistas y sufrieron a consecuencia de otra dictadura: la de Argentina.

Tanto mi padre como mi madre trabajaron de periodistas y dieron clases en la universidad, aunque después se han dedicado al activismo político. Ya desde antes de que me ofrecieran el papel en esta película me comentaban las peripecias que tuvieron que hacer para publicar cosas, hablamos de la década de los años 70, y no solo en el mundo de la prensa escrita sino de la literatura. Por ello, también me inspiré mucho hablando con ellos y me tocó de cerca el papel de Diego, cuando leí el guion, y no tuve ninguna duda de trabajar en este filme.

En la película, además de esa denuncia a ese régimen militar autoritario, se dedica más tiempo a describir una historia de amistad y de amor. ¿Le agrada ese giro argumental? 

Me gusta porque películas de dictaduras militares hay muchas y algunas muy bien hechas, narradas relatando las acciones de grupos políticos o sociales. Pero, sin embargo, este largometraje lo cuenta desde la mirada de gente que no tiene una afiliación política directa, que no es uno de los motores de su vida, pero se lo encuentra porque vive en ese país.

 

El año de la furia también supone un buen recordatorio de la grave situación política que vivieron países pequeños de Hispanoamérica que pocas veces se ha recordado en el cine. En este caso, de lo que ocurrió en los años 70 en Uruguay. 

Pocos países de Latinoamérica se escaparon del Plan Cóndor, ideado por la CIA, creo que muy ligado al postMacartismo que perseguía el comunismo y el socialismo. Más allá de que hubiera más o menos número de desaparecidos en esos países lo terrible fue el acto de anular y actuar violentamente contra todos aquellos que pensaban distinto en asuntos políticos. Para eso entrenó la CIA, como se ve en esta película, a los militares de Latinoamérica. 

No sé si se lo han dicho más veces, pero usted tiene cara de buena gente, algo que no le ha impedido interpretar a un personaje malvado en la serie Narcos. ¿Es más divertido hacer un papel de villano que de gente de bien?

Le he dado vueltas a este tema en otras ocasiones, porque también trabajé en El silencio del cazador, donde interpreté a un personaje que, sin ser malo-malísimo, está en la zona oscura de la vida y también me lo pasé muy bien, quizás porque suponía explorar en esa parte prohibida, desconocida del ser humano y que, afortunadamente, en mi vida personal nunca he habitado. La parte divertida de interpretar a un villano se debe a que tiene ver con el juego, con entrar en otra dimensión. Yo no suelo prejuzgar a los personajes que interpreto para defenderlos y hacer un buen trabajo.

En su carrera no ha intervenido en ninguna comedia ¿por qué?

Yo he hecho de ciudadano de todas las nacionalidades que me han propuesto y he trabajado los acentos y me gustan esos retos. Pero la comedia me da muchísimo respeto, aplaudo a los actores que trabajan en ese género, pero creo que me atreveré a hacer una siempre que me vea en el papel.