Imaginación al poder

Leo Cortijo
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Con tan solo ocho años, Simón Cañas comenzó a dibujar un maravilloso universo de singulares y llamativas criaturas que han dado lugar a varias colecciones de cromos, una exposición y talleres de dibujo

Imaginación al poder - Foto: Reyes Martí­nez

Hay muy pocas cosas más poderosas que la imaginación de un niño. Para comprobarlo, basta con conocer de cerca el universo que Simón empezó a crear hace tres años, cuando tan solo contaba con ocho primaveras. Ese mundo de fantasía, que bautizó como Monster Geo, consistía en una colección de cromos de monstruos ideados y dibujados por él mismo. Con la ayuda, eso sí, de su hermano Noé, su padre José Ángel y su madre Ana. Hasta el nombre de la colección venía que ni pintado –nunca mejor dicho–, y es que Simón sueña con ser geólogo el día de mañana.

La imaginación de este niño vuela libre cuando delante tiene un folio en blanco y a su vera le acompañan rotuladores de un sinfín de colores. Solo así es posible que nazcan monstruos como Colirafa, un no se sabe muy bien qué de cuya cola nace una jirafa; Plantaclaus, una planta con cara de Papá Noel; Lagartodrilo, un híbrido raro entre un lagarto y un cocodrilo; Muscubot, un robot que parece haber pasado más horas de las debidas en el gimnasio; o Abrazavera, una calavera que se muere por dar abrazos a diestro y siniestro.

Sin embargo, uno de los preferidos de Simón es Bezón, un caballero vestido con armadura de cuerpo entero y una poderosa espada. ¡Vaya nombre!, pensarán ustedes... Se llama así porque nuestro particular dibujante le otorgó un perímetro craneal, digamos, considerable y su padre le dijo que era cabezón... De ahí el nombre de la criatura. Menos lugar a la imaginación ofrece el monstruo con el que Simón se parte de risa: Caraculo. Creo que no hace falta explicar qué forma le dio...

El mundo Monster Geo nació, fundamentalmente, porque a Simón le encanta dibujar y como «una forma de entretenimiento». Pero además de eso, porque «los cromos de fútbol no me gustaban nada y yo quería tener los míos propios», explica el artista. Ese maravilloso mundo que Simón tenía en su cabeza empezó a evolucionar a pasos agigantados, conforme lo hacía su ilusión y sus ganas de divertirse. De esta forma, a partir de la colección primigenia, de unos 80 personajes y una dinámica de juego básica, nació otra más desarrollada e interesante, Monster Geo Eón. El nombre de esta segunda colección tampoco se eligió al azar. Todo tiene un por qué, pues no es casualidad que eón al revés sea Noé, y es que su querido hermano –un par de años mayor que él– dibujó «algunos de los mejores monstruos» y siempre le ha ayudado «mucho».

Por eso, no es de extrañar que a Simón le hayan ofrecido exponer sus cromos en el espacio cultural alternativo Kanoko, con gran respuesta del público. Ahora bien, una de las cosas que más le gusta a este entusiasta joven es hacer partícipe a toda la familia. La madre, de hecho, ha dibujado varios personajes y ha diseñado la plantilla de los cromos. El padre gestiona la página web (monstergeo.es) y pone algunos de los nombres más ingeniosos, entre otros muchos asuntos.

Pero la cosa no acaba aquí. Durante el confinamiento, y «para matar los ratos libres», Simón desarrolló en paralelo la serie Monster Kill Covid. El objetivo final, como pueden imaginar, es derrotar al maldito personaje que encarna el coronavirus. Y hay más: también hay una serie en la que invitan a participar a todos aquellos niños (y no tan niños) que quieran dibujar su propio cromo. En esta colección, Monster Geo Friends, se encuentran los dibujos que a través de la web o las redes sociales les han hecho llegar personas de hasta 13 países y 25 ciudades distintas. Entre todas las colecciones suman unos 300 personajes... Por hacer, han hecho hasta talleres para que otros niños aprendan a dibujar monstruos.

Ahora que ya lo conocemos un poquito más, solo nos queda retar la imaginación de Simón. Allá vamos: ¿serías capaz de hacer un monster basado en estas tres palabras? Periodismo, periódico y periodista. ¿Aceptas el reto?