Líderes en la destrucción de autónomos en la última década

Leo Cortijo
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Nueve de cada diez trabajadores por cuenta propia que bajaron la persiana de su negocio desde 2009 en Castilla-La Mancha eran conquenses

Líderes en la destrucción de autónomos en la última década - Foto: Reyes MartÁ­nez

La estadística es demoledora. Mucho peor de lo que se podía llegar a imaginar. Pero es que cuando vienen mal dadas, la realidad supera a la ficción. O, mejor dicho en este caso, la golpea de lleno. Cuenca tiene el dudoso honor de encabezar la destrucción de autónomos en Castilla-La Mancha durante la última década. Y además lo hace con muchos cuerpos de ventaja con respecto al resto de provincias. De los 1.502 autónomos que echaron el cierre a su negocio en la región entre 2009 y 2019, el 90,5 por ciento eran conquenses. Nueve de cada 10. La cifra, además de sorprender, no deja indiferente a nadie. En noviembre de 2009 había en Cuenca 20.190 trabajadores autónomos, diez años después, 18.830. La disminución, por tanto, es del 6,7 por ciento.

En los últimos diez años, Castilla-La Mancha perdió millar y medio de trabajadores por cuenta propia, al pasar de 150.711 a 149.209, según la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA). De esos 1.502 empleados, 1.360 tenían su negocio en la provincia. A Cuenca le siguen, a gran distancia, Toledo, que perdió 732 autónomos, y Ciudad Real, que hizo lo propio con 347. Solo dos de las cinco provincias, Guadalajara, con un saldo a favor de 836, y Albacete (101) incrementaron el número de autónomos en la última década.

El informe de ATA también analiza la evolución de los autónomos según el género. En este sentido, el liderazgo femenino en el emprendimiento regional se tradujo en 5.041 nuevas autónomas. En el otro lado de la balanza, 6.543 autónomos cerraron su negocio. Si centramos el foco en clave provincial, se observa que Cuenca destruyó 1.683 puestos de hombres, al pasar de 14.928 a 13.245, o lo que es lo mismo, poco más de un 11 por ciento de caída. En el caso de las mujeres, la cifra es positiva, como en todas las provincias castellano-manchegas, pero la incidencia es mucho menor que en el resto. Aquí se registraron 323 más que hace diez años: de 5.262 se pasó a 5.585, es decir, un seis por ciento.

Por otro lado, el estudio de ATA analiza además la trayectoria del número de autónomos por rama de actividad. En lo que a esto respecta y al igual que en el ámbito autonómico, en Cuenca la construcción también es el sector más castigado, y es que con 956 autónomos menos, no remonta en la última década. Como tampoco lo hicieron la agricultura, que se vio mermada en 650 trabajadores; el transporte (133) y la industria (104). Sin embargo, otras actividades relacionadas con el sector servicios, las actividades científicas y técnicas (264 autónomos), actividades sanitarias (89) y educación (89) apreciaron un comportamiento mejor con datos positivos en las altas en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA). 

saturación de sectores. Tras un análisis «pormenorizado» de los datos, desde ATA llegan a una «única explicación posible», y es la excesiva saturación de los sectores tradicionales. Así lo explica el portavoz de la asociación a nivel regional, José Luis Perea, que destaca la mayor incidencia de la destrucción de empleo en este sentido en ramas como la construcción, la agricultura, el  transporte o la industria, por ejemplo. Según explica este experto en la materia, «los sectores tradicionales en esta provincia están muy saturados porque son los que aglutinan a tres de cada cuatro autónomos, y eso hace que cuando las cosas vengan mal dadas se note mucho más».

Perea sostiene que lo que ha ocurrido en Cuenca no tiene «parangón» en ningún otro territorio de España. Uno de los factores más determinantes en este sentido cree que es la falta de diversificación: «En Cuenca no ha ocurrido lo que sí ha ocurrido en otras provincias, en las que se han diversificado los autónomos y muchos trabajadores se han ido a otras ramas como sanidad, nuevas tecnologías, ciencia, entretenimiento o educación, por ejemplo».

Esa «superpoblación» en los sectores tradicionales del empleo obliga a ponerse manos a la obra «desde ya» en el fomento y el desarrollo de otras posibilidades de negocio para los trabajadores por cuenta propia. Por otro lado, José Luis Perea también pone el foco en otro asunto, y es que Castilla-La Mancha y especialmente Cuenca, sufre de forma «muy notable» el problema de la despoblación. «La emigración a comunidades limítrofes, como Madrid o Valencia, por ejemplo, hace que se absorban muchos autónomos que, en teoría, tendrían que ser castellano-manchegos o conquenses», sentencia el portavoz de ATA en Castilla-La Mancha.