Desde la delegación regional de la Asociación de Trabajadores Autónomos lo tienen claro. El caso específico de Cuenca llama poderosamente la atención y no es para menos. Nueve de cada 10 autónomos que echaron el cierre en la última década en Castilla-La Mancha eran conquenses, y eso se debe en gran medida a la «sobrepoblación» que se registra en los sectores más tradicionales del empleo. José Luis Perea, portavoz regional de ATA, sostiene que uno de los aspectos más importantes para luchar contra esa cruda estadística es que se facilite el camino para aquellos que quieran emprender en ramas diferentes a las conservadoras.
Eso sí, apunta que «no es fácil», pues «aunque cada vez haya una mentalidad menos clásica, seguimos siendo muy conservadores en ese sentido, y preferimos montar un bar o trabajar en el campo o en la construcción, por ejemplo». Perea argumenta que para frenar esta tendencia es «muy importante» ayudar a los trabajadores por cuenta propia desde la tutorización y la orientación, «empezando por hacerles saber que en el sector que quieren iniciar su actividad está demasiado sobrecargado». A través de la formación, añade el portavoz de ATA, «debemos ir haciendo un trasvase de estos sectores más superpoblados a otros con mayores posibilidades de inserción».
Posibles mejoras. Los trabajadores por cuenta propia se han cansado de reclamar, por activa y por pasiva, una serie de mejoras en sus condiciones laborales. José Luis Perea ahonda en esas ideas, que tienen como punto de partida la ampliación de la tarifa plana para autónomos. El portavoz de ATA sugiere lo que ya funciona «con éxito» en algunas otras comunidades, y es aumentar esa tarifa reducida hasta los dos años, que son «los más difíciles para cualquier empresario».
Además de esta demanda capital por parte del sector, también verían con muy buenos ojos una «fiscalidad específica» para núcleos con poca población, máxime en una provincia como ésta. Este experto en la materia cree que una tarifa reducida tanto para jóvenes como para mujeres que inicien una actividad en un municipio menor de 5.000 habitantes, por un lado, refuerza el autoempleo juvenil y femenino y, por otro, ancla población.
Otro aspecto vital para estos trabajadores sería allanar las trabas administrativas, y es que «en burocracia un autónomo pierde entre 10 y 12 días al año». Perea afirma que «hoy en día, todo en la Administración debería ser online». Asimismo, añade que en muchas ocasiones el autónomo «desconoce» las ayudas que se le brindan por parte de las administraciones, que deberían darle «más publicidad y promoción» a las mismas. Perea no termina sin señalar otro factor clave como es la incidencia de la morosidad, pues para un pequeño autónomo una factura impagada le puede poner «en el filo de la navaja».