El Gobierno de Boris Johnson ha sufrido una simbólica derrota en la Cámara de los Lores en su intento por dejar abierta una posible enmienda del Acuerdo de Retirada que pactó en su día con la Unión Europea, aunque no tira la toalla y ha prometido que volverá a introducir los cambios cuando el texto regrese a la Cámara de los Comunes.
La Ley de Mercado Interno, con la que Johnson quiere evitar a toda costa que a partir del 1 de enero pueda haber trabas entre Irlanda del Norte y el resto de territorios británicos para evitar a su vez una frontera dura entre el Úlster e Irlanda, ha quedado frenada en la Cámara Alta en sus partes más controvertidas.
Por 433 votos a 165 y 407 a 148, los lores han votado a favor de retirar las partes que por ejemplo permitirían a Londres reescribir el Acuerdo de Retirada de forma unilateral, sin el consenso con el bloque europeo. Bruselas ya ha expresado en reiteradas ocasiones su malestar con esta vía que ha planteado Johnson.
"Volveremos a introducir las cláusulas cuando la ley vuelva a los Comunes", ha aclarado un portavoz del Ejecutivo, que ha insistido en la tesis de que se trata de una "red de seguridad legal" para "proteger la integridad del mercado interno de Reino Unido y los enormes logros del proceso de paz en Irlanda del Norte", según la BBC.
Los cinco ex primeros ministros que siguen vivos, entre ellos los tories David Cameron y Theresa May, se han opuesto a la ley planteada por Johnson, que el lunes también ha tenido que escuchar críticas por parte de Michael Howards, antiguo líder del Partido Conservador y actualmente miembro de la Cámara de los Lores.
Howards ha instado al premier a "pensar otra vez" su plan y retirar las partes más criticadas, en la medida en que considera que el Gobierno utiliza un lenguaje propio de quienes "violan la ley". También laboristas, liberaldemócratas y nacionalsitas escoceses se han expresado en contra de la reforma.
El ministro de Exteriores irlandés, Simon Coveney, ha declarado en la BBC que no ve una "sorpresa" la derrota parlamentaria del plan de Johnson, "una ley controvertida tanto dentro como fuera de Reino Unido". En este sentido, ha apuntado que la idea de dar a los ministros "capacidad para hacer lo que quieran" ha minado la confianza europea en la parte británica en plenas negociaciones sobre la relación futura.