Iglesias y la «versión de un Sánchez que mira a la derecha»

C.M.
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El candidato de Unidas Podemos analizó los «cambios» del socialista achacándolos a la existencia de una «pelea interna del PSOE», uno «más de izquierdas y otro de Calviño»

Iglesias y la «versión de un Sánchez que mira a la derecha» - Foto: Yolanda Lancha

Aplaudiendo y recibiendo, sonriente, el ‘abrazo’ de un aforo que no cabía en el salón del centro cívico de Santa Bárbara en Toledo, lo primero que hizo el candidato de Unidas Podemos a la presidencia del Gobierno fue agradecer «a la gente corriente que haciendo un enorme esfuerzo ha permitido financiar nuestra campaña». Por ello, y sintiéndose «orgulloso de pertenecer a una fuerza política independiente a la que no nos puede llamar ningún banquero para decir que le debemos dinero», Pablo Iglesias invitó al respetable -no sólo al simpatizante- a «analizar la información para recordar lo ocurrido en los últimos años».

Y lo ocurrido tiene que ver con la transformación del actual presidente del Gobierno en funciones desde «la entrevista en la que habló de las presiones de la economía y de sus medios de comunicación» hasta esta «nueva versión en la que la palabra izquierda ni siquiera aparece». Esta suerte de mutación  constatable en «los mensajes de seducción que envía a la derecha» es apreciable «por quienes no van a dejarse engañar  por segunda vez» ya que, afirmó, «la gente no es idiota y se da cuenta de que Sánchez mira a la derecha». Lo hace porque «quiere llegar a un acuerdo -y Cataluña es una buena excusa- con la derecha para afrontar la crisis con sus políticas», es decir, «haciendo que vuelva a pagar la gente».

Pero si algo ha cambiado es que «ahora la gente no cree que lo que dice», razón por la que se mostró convencido de que «es trasvase de votos, con este PSOE, volverá con Unidas Podemos» porque «somos la única opción que pone sobre la mesa la democracia» y porque «quieren un gobierno, por ejemplo, que intervenga el mercado del alquiler».

Ante estos mensajes emitidos «tanto para la interna de su partido como para Bruselas», Iglesias reflejó una realidad (socialista) en la que se mantiene «una pelea entre sectores, uno de izquierdas que quisiera gobernar» con su confluencia y «una nueva versión que quiere gobernar con la derecha». Sin embargo, y consciente de que «no vamos a poder gobernar solos y que tendremos que negociar con el PSOE», el candidato de UP contempló un panorama «en el que no será tan poco lo que podemos cambiar si se han puesto en marcha a las voceras de los oligarcas para evitar que lleguemos».

En este punto, y ya que «somos demócratas y no tenemos miedo a las elites», Iglesias recordó que el Gobierno «debe poner límites para garantizar los principios constitucionales» porque «la democracia posibilita que la gente más modesta se organice para competir con los más fuertes», para «reequilibrar una situación que, a priori, es injusta».

«No comerciamos con el voto». De ahí que haya sido Unidas Podemos la fuerza responsable del incremento del salario mínimo a 900 euros, una medida que «algunos tacharon de apocalipsis económico» y que «ha mejorado los indicadores económicos», por lo que «ahora no hay nadie que proponga bajar este salario». Eso demuestra que «cada avance que logremos va a ser imparable» porque «saben que la gente votará pensando en lo mejor para sus familias aunque no soporte a Iglesias». Será así porque «nosotros no comerciamos con el vota, nunca negociaremos con PP y Cs, y no entregaremos un Gobierno gratis». Así, y «tragando algún sapo» para volver «a negociar con el PSOE», el líder de Unidas Podemos se comprometió en traducir «cada voto en responsabilidades de Gobierno que la gente va a notar desde el primer día».