"No entiendo las dietas detox. ¡Ya tenemos órganos para ello!"

María Albilla (SPC)
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En plena vorágine de preocupación por lo que se ingiere, Quintas echa un vistazo al proceso que sufre la comida hasta su expulsión en 'El secreto de la buena digestión' para aprender a entender el cuerpo y resolver los interrogantes sobre el tránsito

Justo a la hora de la digestión comienza esta charla, advierto, un tanto escatológica por momentos, sobre el proceso que sufren los alimentos a lo largo del tubo digestivo. Quintas es de las expertas que defienden que mejor cinco digestiones al día que tres y que es necesario saber qué pasa en ese tránsito por el tubo digestivo porque somos conscientes de lo que comemos, pero a partir de ahí nos olvidamos «hasta que pasan entre 31 y 35 horas que termina el proceso entero». Ese proceso acaba en la caca de la que nadie habla, pero que dice mucho sobre la salud.

¿Qué consecuencias desconocidas puede tener una mala digestión?
Cuando tenemos hinchazón, diarrea o estreñimiento, todo el mundo piensa automáticamente que algo va mal en el tubo digestivo, pero luego hay otros síntomas vinculados a él que van más allá. Mucosidad, eccema, dolor articular, de cabeza... pueden estar muy relacionados con una mala digestión.

¿Cómo afecta a este proceso una alimentación desequilibrada?
Si comemos alimentos muy ricos en grasa, ultraprocesados, pobres en fibra... sabemos que nos pueden hacer daño al estómago, pero no contamos con que van a modificar la microbiota, microorganismos que están desde la boca hasta el ano que tienen muchas funciones. Si esta se altera, esas misiones no se cumplirán bien y surgirán los síntomas de alteración.

Hablemos de la caca. El gran tabú de la alimentación, de la que se habla mucho cuando se es niño, pero jamás cuando uno es adulto.
Ahora que soy mamá de niños pequeños, me he dado cuenta de que, como quien dice, la caca ha entrado en mi vida. En la guarde me informan de si ha hecho una caca blanda, una caca dura y es que es súper importante, pero nos hacemos mayores y es como que cagar se convierte en un gran secreto. En realidad, nos da muchas pistas sobre el estado de salud en ese momento.

¿Hacemos un llamamiento a la observación de nuestras heces?
Sí, claro. Aunque nuestros inodoros no nos lo ponen fácil. Suelen ser de estilo francés y hace que desaparezca rápido y casi no la podamos ver. 

¿Por qué es tan importante la postura para defecar? 
Tengo una amiga farmacéutica que ha vivido muchos años en china. Ella me decía que allí apenas venden laxantes porque no hay estreñimiento y es que ellos siempre que pueden se ponen en cuclillas, que es una postura muy natural para defecar. Lo que sucede es que el músculo puborrectal, a modo de lazada, sujeta la parte final del colon. En esa postura tendremos el colon totalmente vertical y eso favorece las deposiciones. Por eso, lo mejor es elevar un poco los pies en ese momento.

Anda que no lo pone complicado...
Si tienes un banquito en el baño, maravilloso y si quieres darle glamour, ponte unos buenos tacones.

Seguimos en plan escatológico, porque también diferencia entre siete tipos de cacas distintos.
La escala Bristol es relativamente nueva y describe siete tipo. Se hizo en esa Universidad en 1997. Es muy útil en consulta porque los pacientes pueden explicarte cómo son las suyas en un momento delicado del que no les suele gustar hablar. 

Y todo a pesar de que, tal vez, las suyas sean perfectas. Porque existen las heces perfectas...
Claro, claro. De hecho, he escrito sobre el decálogo de la caca perfecta.

Ahora intentamos tomar todo con fibra. Las galletas, los yogures, la pasta integral, el pan ni te cuento... ¿Nos podemos pasar también?
Me he encontrado con pacientes que llegan a la consulta aquejados de gases y de estar incómodos en sus digestiones y es que igual se están pasando. Eso sí, todos necesitamos un buen aporte de fibra para que se alimente nuestra microbiota.

¿Las modas están demasiado presentes en la alimentación?
Sí, es cierto. Por ejemplo, en esta época del año se suelen poner de moda las dietas detox y no lo comprendo. A ver, que nosotros ya tenemos unos órganos que se encargan de hacer esa detoxificación. Lo que hay que hacer es retomar unos buenos hábitos si se tenían y, si no, empezar a trabajar en ellos.

Otra tendencia son las dietas hiperproteicas, pero ¿son saludables? 
En estas dietas al final lo que aseguras es el aporte proteico, pero son deficitarias en agua, en fibra, puede aparecer estreñimiento...

Vamos a echar un vistazo a la microbiota, otro tema muy de actualidad. ¿Qué se ha descubierto para que esté tan en boga?
Es lo que antes se mal llamaba flora intestinal. Se ha puesto muy de moda, pero es que con ella se ha abierto un campo con un potencial maravilloso. Aún estamos empezando, pero ya hay estudios que relacionan la microbiota con enfermedades como el párkinson, el alzhéimer, la esclerosis múltiple... Se ha visto que la gente afectada por estas enfermedades tiene alterada su microbiota. Ahora lo que hay que ver es si modificando esa microbiota se obtendrían beneficios sobre la enfermedad.

¿Qué futuro tienen los trasplantes de heces?
En España solo se pueden utilizar para un tipo de colitis muy concreta, pero ya existe un banco de heces público e incluso privado en el que proponen que tú congeles la microbiota de cuando eres joven para que cuando seas mayor te puedan realizarte tu propio trasplante fecal. 

Hace unos años algo así parecía ciencia ficción con la preservación de óvulos o con las células madre del cordón umbilical.
Totalmente, pero hay mucho que estudiar. Hay un investigación que a mi me encanta. Se puso a unos ratones microbiota de otros con sobrepeso y a otros de roedores delgados. Se les dio de comer exactamente lo mismo y unos engordaron y otros no. Eso implica que estaban usando de manera diferente la energía que les aportaban los mismos alimentos.