Con el objetivo de impulsar el cultivo de la trufa en Castilla-La Mancha, la Asociación de Truficultores de Castilla-La Mancha (ATCLM) se reunió recientemente con el presidente de la Diputación Provincial de Cuenca, Álvaro Martínez Chana, y con la presidenta del Patronato de Desarrollo Provincial, Elena Carrasco, para reparar la situación actual de este cultivo en la región y exponer otras preocupaciones.  Julio García Rojas, representante del colectivo, les trasladó los problemas concretos que más preocupan en estos momentos al sector.

«Es un hecho bien conocido que la Alcarria, Manchuela, Serranía o el Campichuelo, son comarcas muy afectadas por la despoblación y la baja rentabilidad del cultivo tradicional basado en el cereal», dijo García Rojas, que explicó que «por sus condiciones climáticas y el tipo de terreno, estas zonas son especialmente propicias para el cultivo de la trufa negra (tuber melanosporum)». Lo que explica que la truficultura «sea una actividad en clara expansión en dichas comarcas». Aportando algunos datos significativos, «ha quedado de manifiesto que en estas zonas la truficultura es una actividad rentable, alternativa al cereal y en plena sintonía con las grandes políticas medioambientales de toda la Unión Europea».

A partir de esta exposición, los representantes solicitaron a Martínez Chana una serie de ayudas concretas para llevar a cabo algunas de las tareas prioritarias para esta asociación:  cursos de formación técnica para truficultores, campañas de promoción del consumo local de la trufa fresca y sus valores culinarios, así como la decidida colaboración en el estudio de las propiedades de la trufa negra. También se van iniciar gestiones para analizar la posibilidad de retomar la celebración de la ‘Feria de la trufa en Cuenca’, que «cosechó resultados muy positivos en cuanto a participación de profesionales del sector y de público en general, siendo ésta una ventana muy positiva para la promoción de este producto y la truficultura en general».