Completo lavado de cara el acometido por el Consorcio de la Ciudad de Cuenca a los exteriores del CEIP El Carmen de la capital. Una actuación que concluía justo antes de la Semana Santa, después de nueve meses de trabajos, que han conllevado una inversión, a falta de la liquidación final, de 341.408,75 euros.

Y es que lo que comenzaba como una rehabilitación de las fachadas y de la cubierta de este edificio de cuatro alturas, se ampliaría posteriormente a otras actuaciones en el patio interior y en los guardillones de la última planta. 

El resultado ha sido más que satisfactorio, a juicio del arquitecto técnico del Consorcio, Ricardo Alonso, puesto que «se ha ejecutado tan bien que no parece que se haya llevado a cabo actuación alguna en las fachadas y que tenga el aspecto de siempre».

Aspecto de una de las fachadas del colegio ya remozada. - Foto: Consorcio de la Ciudad de Cuenca

Obras. El objeto principal de la intervención ha sido recuperar las fachadas y la cubierta del centro educativo. Y, de hecho, el grueso de las obras se ha centrado en este asunto; en concreto, en sanear dos de las fachadas –una la trasera y otra la de la calle Andrés de Cabrera–, al presentar desprendimientos de la capa de reboco exterior, y revestirlas con un mortero de cal, que según apunta Alonso, «es más transpirable y mucho más duradero que el cemento, además de estar establecido así en el Plan Especial del Casco Antiguo». 

Remozamiento de 1.400 metros cuadrados de fachada, al que se ha sumado el pintado de las otras dos, la principal y la de la zona de Mangana, que presentaban un mejor estado de conservación.

Imagen del desarrollo de los trabajos en la fachada de la calle Andrés de Cabrera. - Foto: Consorcio de la Ciudad de Cuenca

Asimismo, al retejado general de la cubierta, se ha añadido la reparación de los guardillones de la última planta, así como de los canalones y bajantes del patio interior con el objeto de acabar con los problemas de humedad en esta zona del colegio utilizada por los alumnos de Infantil. 

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La actuación se ha culminado con la reubicación de la acometida eléctrica de la fachada trasera, que ha permitido eliminar y ocultar gran parte del cableado exterior, y la renovación completa de las ventanas, que ya se inició en una intervención anterior, por otras de madera de última generación. De tal manera que el edificio dispone ahora de un cerramiento de madera con tratamiento solar y antixilófagos y con acristalamiento de doble vidrio, lo que mejora en gran medida su eficiencia energética.