Generaciones en la Corte

Ester González
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Almudena Catalán y María Navarro, madre e hija, fueron damas de fiestas cada una en su año correspondientey ambas cuentan cómo es esta experiencia: muy bonita, que recordarán siempre y que no les importaría repetir

Madre e hija han sido parte de la Corte de Honor de las fiestas de sus años respectivos (Almudena 1983 y María 2011) - Foto: Ester González

El 'sentimiento taranconero' pocas veces sale a relucir con tanta pasión como durante las fiestas patronales. Una semana en la que la ciudad es una celebración constante. La reina de los festejos está claro quién es, la patrona, la Virgen de Riánsares, pero también tiene su corte. Desde hace años, en la ciudad se selecciona una Corte de Honor, encargada de representar a los ciudadanos, no solo en las fiestas patronales, si no en distintos eventos durante todo el año. Un honor al alcance de muy pocos, pero que tanto Almudena Catalán como su hija, María Navarro, han podido disfrutar.
Las fórmulas de esta comitiva han ido cambiando a través de los años, y así lo cuentan las protagonistas. Cada una de ellas llevó la banda que las identificaba como 'Dama de Fiestas' e incluso en el caso de María, se hizo con la corona de reina de esta Corte de Honor. Almudena relata cómo fue ella misma la que se presentó al concurso del que por aquel año de 1983 saldrían las jóvenes que representarían a Tarancón. Ella fue una de las escogidas junto a otras cuatro chicas. En el caso de su hija, fue la propia comisión de festejos la que, literalmente, llamó a la puerta de su casa para ofrecerle la banda. Eso fue en 2011, cuando las damas se seleccionaban por barrios y ella fue la cara del barrio de San Víctor y Santa Corona.

 


Madre e hija guardan buen recuerdo de sus experiencias, ambas concuerdan en que «es una manera muy diferente de vivir las fiestas, pero muy bonita». En los recuerdos de Almudena destaca la escasez de eventos a los que tuvo que asistir en comparación a todo lo que acudió su hija: «Tenía 16 años y como era menor y los eventos acababan antes, a las 12 estaba en casa». Muy diferente a lo que relata María, que «acababa a las tres, cuatro o incluso cinco de la mañana y al día siguiente tocaba madrugar para prepararse e ir a más actos». Con estos horarios, la joven a veces tenía que buscar huecos donde no los había: «A veces me saltaba la peluquería y me peinaba yo en casa, esto me permitía echarme unos minutos de siesta o poder escaparme con mis amigas». Lo peor que recuerda, de hecho, es el agotamiento que tenía después de tanto frenesí. Eso y la espera y preparación que cada evento conllevaba.  A pesar de ello estaría dispuesta a repetirlo y sigue implicada con los festejos. Este año su peña ha sido nombrada Peña Mayor y aunque no requiere el mismo nivel de compromiso, también estará ahí en lo que pueda cumplir, porque según admite, «con el embarazo estoy segura que no estaré bien para poder implicarme todo lo que me gustaría, pero bueno, haré lo que pueda».

Madre e hija han sido parte de la Corte de Honor de las fiestas de sus años respectivos (Almudena 1983 y María 2011)Madre e hija han sido parte de la Corte de Honor de las fiestas de sus años respectivos (Almudena 1983 y María 2011) - Foto: Ester González

 


En cuanto al ambiente dentro de la Corte, ambas explica que «al final se crea un vínculo entre las participantes y sus familias». Almudena cuenta que «en su época la familia no se implicaba tanto», pero que el año en que su hija fue reina crearon una pequeña piña en la que reinaba el buen rollo, incluso manteniendo esta amistad después de fiestas. La madre afirma que «me lo pasé mejor el año que mi hija fue dama que cuando lo fui yo» y añade que «me planteé ser representante de la tercera edad, pero mi marido no estaba muy convencido». 

 

Madre e hija han sido parte de la Corte de Honor de las fiestas de sus años respectivos (Almudena 1983 y María 2011)Madre e hija han sido parte de la Corte de Honor de las fiestas de sus años respectivos (Almudena 1983 y María 2011) - Foto: Ester González


Tercera generación. Ahora, María está esperando a Jimena, quién, si todo va como debe, tendrá menos de un mes cuando se celebren las fiestas de este año. La abuela se llena de orgullo al imaginarse a su nieta siendo también parte de la Corte de Honor en un futuro, cosa con la que María está de acuerdo siempre y cuando la niña quiera. Sea como fuere, Almudena está deseando de vestir a su nieta con el traje de taranconera. Admite que no descarta presentarse como representante de la tercera edad si su nieta sale como representante infantil y así acompañarla. «Habrá que convencer al abuelo», admite entre risas.  

 


Por las venas de esta familia no pasa sangre azul, pero si pasa sangre taranconera que siente pasión por su ciudad y sus fiestas. De este modo, madre e hija, sin pretenderlo, han fraguado lo que podría ser una tradición para establecer entre las mujeres de la familia, y quien sabe si en un futuro también entre los hombres... Lo que está claro es que seguirán disfrutando de las Fiestas y Feria de Tarancón en honor a la Virgen de Riánsares.