Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


La amnistía gangrenada

10/11/2023

Pensaba que, como así ha sido, Sánchez, desde que decidió con tal de mantenerse en Moncloa, orinarse sobre la Nación, su Constitución, nuestras Leyes y nuestra dignidad como pueblo, lo tenía todo hecho. Lo de la traición a su propia promesa y palabra, ya no son ni siquiera desperdicios.
Su salida era muy sencilla: rendirse, esto no es pacto, es rendición y de rodillas, y entregar todo cuanto le exigieran. De eso no he tenido nunca duda alguna, estaba dispuesto desde el día 23-J y solo quedaba macerar el guiso podrido para presentarlo como necesario y nutritivo alimento, aunque costara un poco tragarlo. Pero quizás lo que haya pasado y pase es que no pueda entregar, al cabo, lo que no es suyo, sino de todos, ni consumar sus propósitos, aunque lo quiera hacer porque sencillamente se le impida hacerlo.
Desde luego ya está claro que le va a ser muy difícil, aunque el creyera que una vez más era cuestión de tiempo y anestesias. Con su sometido partido, lo tenía fácil y eso le ha salido. Con la bovina esclavitud al pesebre y una nueva adhesión inquebrantable al caudillo de la abducida mayoría, acusar de deslealtad al que osare discrepar como a Page y de dinosaurios que mejor estarían disecados y callado a los referentes históricos como Felipe y Guerra, bastaba. Aunque quizás la bandera levantada por el uno y la cada vez más contundente repulsa de los otros puede tener en el futuro más calado del que parece. Pero por ahí, el asunto lo podía dar por zanjado.
Todo eso era esperable y quedaba consumarlo. Y ya lo está. Pero ha sucedido algo que quizás ni él ni nosotros, yo no desde luego, me esperaba. Sánchez se ha entregado al enemigo, pero España se niega a rendirse. La España democrática, los otros poderes, que los hay e igualmente legítimos, el Judicial, las otras las instituciones locales, autonómicas, que resisten y el pueblo soberano que tiene en sus derechos el de opinión y el de manifestación, resulta que no sólo ha plantado cara, sino que ha pasado a la ofensiva.
Porque el quizás crea que con lo sellado ha llegado a meta, pero en realidad puede que lo que le haya comenzado es un viaje a los infiernos
La operación lejos de ir aliviando los dolores se ha ido infectando, enconándose día a día hasta rebosar el pus por las costuras y llegando ya casi a la gangrena, si es que no es ya irreversible.
El gobierno aún más Frankenstein y monstruoso, pueden nacer herido de muerte. La sumisión a Bildu, a los separatistas, al condenado Junqueras y al prófugo
Puigdemont lo gangrena todo. La pretensión de amnistiar a quien ni siquiera ha podido ser juzgado porque es un huido de la justicia, a otros que lo iban a ser por gravísimos delitos que incluyen la violencia y a quienes si lo han sido y son reos de malversar, robar para que nos enteremos, fondos públicos y repartirlos a clientes y amigos, es ya no solo un disparate judicial incalificables sino una ofensa y una infamia, al pueblo español, pues supone convertir en santas víctimas a los delincuentes y en culpables y verdugos a quienes defendieron las leyes democráticas.
La apertura de juicio por terrorismo, al organizarlo, perpetrar el operativo y alentar la violencia al prófugo por parte de la Audiencia Nacional supone un enorme mazazo judicial y trastoca todo el escenario. El documento de la Fiscalía que apoyaba tal imputación y que ahora se intenta rectificar no hace sino agravar el caso y la posición sanchista. Pero es que además ahí están los hechos, las imágenes de las que fuimos noche a noche testigos, la violencia desatada los sabotajes a vías de comunicación, carreteras, red ferroviaria, aeropuertos, incendios, saqueos y ataques sistemáticos contra las Fuerzas de Seguridad del Estado, está documentados y en todas las retinas. Esta la Justicia, pues, y en sus muchas instancias. Ni siquiera en el Constitucional designado por el mismo para que le convalide como santo el desafuero, se acaba. También está la Justicia europea. Y Europa empieza a manifestar su desazón y su creciente reticencia a lo que se pretende. El pedir ya explicaciones es más que aviso y la respuesta bolañesca de que no tienen por qué hacerlo porque no son gobierno sino partido es una salida de pata de banco que aquí puede tragarse una parva de tertulianos adictos, como se tragó aquella de que Sánchez era dos a la vez, ora presidente y ora militante, y muy diferentes personas, pero a tanto no llegan en Bruselas. Y si está el Congreso y una muy exigua mayoría, siempre pendiente del hilo del próximo chantaje, está también el Senado, y este afila sus poderes y puede legítimamente retardar y por bastantes meses el que la infamia tenga vía libre.
Y esta la calle. Y esto, lo reconozco también, es lo que menos me esperaba. Ni tampoco me parece que lo esperaba Sánchez. No con esta magnitud, cada vez más creciente ni con esta extensión y volumen. Las gentes se han puesto en marcha, y desde sus derechos y pacíficamente, ha levantado su voz y no piensa callarse. Ha hecho bien Feijóo en su total repulsa y extirpación para sus marchas de toda violencia como la que han desatado extraños grupúsculos ultras a quienes hay que expulsar sin contemplación alguna pues no es para nada el pensamiento y sentimiento de quienes acuden mayoritariamente a ellas. Este domingo la movilización puede dar un paso aún más fuerte y extenderse por las calles de todo el territorio nacional. Para decir que no, que en su nombre jamás puede cometerse tal tropelía. Les queda ese derecho porque está claro que Sánchez va a negarles el poderse expresar en las urnas sobre el asunto pues sabe que pierde por goleada. Y eso también constata su debilidad y no tiene pinta de que vaya a remitir sino al contrario, porque en realidad son sus propios aliados quienes más difícil van a ponérselo y exigirle que cumpla con lo que ha firmado. Porque la clave es que, aunque quiera hacerlo, no pueda. Porque, reitero, él se ha rendido, pero no lo ha hecho España y tiene, esa ha sido la sorpresa, legítimos instrumentos con que defenderse. La batalla va a ser larga y durísima. No va a tener respiro. Y con eso no contaba.
Quizás hasta hubiera preferido de saberlo antes lo que venía el rectificar, pero ya llegado al punto de sumisión y entrega a la que había llegado y aunque cada vez se cargaba más de pus las llagas, ya no podía cortar por lo sano, como le decía González. Ha tenido ya que huir hacia adelante pues ya no podía dar marcha atrás.
Su criatura nace infectada y hasta puede que herida de muerte. La gente está en la calle y él no puede ni asomar por ella. Es pura gangrena gaseosa. Y apesta.