La provincia pierde 21.577 habitantes en una década

I.M
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Aunque los nueve municipios más grandes redujeron su población y la capital ya no llega ni a los 55.000 vecinos, las dos zonas más castigadas por la despoblación son Serranía y Alcarria

Un primer plano de una de las numerosas calles que hay en la localidad de Priego pero totalmente vacía de gente. - Foto: Reyes Martínez

El pasado día 30 el Instituto Nacional de Estadística daba a conocer los datos de renovación del padrón con un descenso en sus cifras de población para Cuenca de 190 habitantes en un año, o lo que es lo mismo uno de cada 1.000 habitante, situándose, por otra parte, junto a Ciudad Real en las dos únicas provincias de Castilla La Mancha que pierden población este último año, pero con la diferencia, señala, Javier García, portavoz de la Plataforma Manifiesto por Cuenca, de que Ciudad Real cuenta con casi 500.000 habitantes en 2020, lejos de los 196.139 que tiene Cuenca. 

No obstante, si uno echa la vista atrás verá que del 2010 al 2020, los habitantes que ha perdido esta provincia son 21.577 al pasar de los 217.716 que había en ese año a los 196.139 que había en el 2020. Pero es que además, si uno va a lo concreto y analiza este devenir entre los municipios de mayor tamaño poblacional verá que todos pierden ciudadanos sin excepción, incluida la capital y a las cifras nos remitimos. Así, si nos vamos de mayor a menor, la capital ha pasado de los 56.189 habitantes del 2010 a los 54.621 del 2020; Tarancón de 15.732 a 15.505; Quintanar del Rey de 7.910 a 7.714; Las Pedroñeras de 7.228 a 6.639; San Clemente de 7.204 a 7.015; Mota del Cuervo de 6.304 del 2010 a 6.055 habitantes del 2020; Motilla del Palancar de 6.195 a 5.917; Iniesta de 4.694 a 4.320; Horcajo de Santiago de 4.162 a 3.504 y finalmente, Casasimarro de 3.361 vecinos en 2020 a 3.203 en 2020.

Además, si uno compara sólo el último año verá que dentro de estos 10 municipios, todos ven incrementada su población, aunque sea con un vecino más como es el caso de Las Pedroñeras (6.638 en 2019 a 6.639 en 2020), salvo la capital que por contra baja en un año de 54.690 a 54.621, o lo que es lo mismo, 69 vecinos menos.

Según pone de manifiesto Javier García, el pico de pérdida poblacional para esta provincia fue el 2011 con un descenso equivalente a la mitad de habitantes de la capital, de manera que cada vez hay menos gente que se pueda marchar, por lo que «lógicamente, tal y como se ha visto en este último padrón, la bajada, aunque la haya va a ser menor, más aún aunque haya pueblos que han crecido, como es el caso del Tarancón, la crecida hay que verla con pinzas, porque a pesar de ser de los pocos motores que hay en la provincia, en cualquier otra provincia tendría no 15.000 habitantes camino de 16.000 habitantes sino 30.000».

Además, añade, «si Cuenca hubiese seguido la tendencia de la gran mayoría de las provincias pobladas del Estado ahora mismo estaríamos hablando de medio millón de habitantes cuando la realidad es que ni la capital llega a los 55.000 habitantes y hay dos zonas, la Serranía y la Alcarria, en donde se han dado y se siguen dando las mayores pérdidas poblacionales en términos generales. 

Sirvan de ejemplo, por un lado, Priego y sus 896 habitantes a 2020, Beteta y sus 236 habitantes y Salvacañete y sus 305 vecinos como tres casos de un listado, comenta García, mucho más amplio, y por otro, Huete y sus 1.748 habitantes como «otro ejemplo de un municipio en este caso más amplio y que como tal da servicio a otros términos municipales de la comarca y es que estamos ante lo que se conoce como un efecto cascada porque menos población menos servicios y menos servicios menos población». Y es que, además, concluye diciendo, a diferencia de lo que puede pasar con otras zonas del propia provincia conquense en materia poblacional, como es la Manchuela, la Serranía está, «en lo que se conoce como la zona cero de la despoblación española. Estamos en el llamado triángulo celtibérico que igualmente abarca otras zonas de las provincias de Teruel y Guadalajara y que viene a tener en extensión el doble de lo que ocupa un país como Bélgica pero con unas densidades de población similares a zonas como Siberia». 

Al igual que pasa con otro países del Norte de Europa, señalar que están a la espera de que lleguen los fondos europeos encaminados a dar una respuesta a este problema y frenar la despoblación y que, como recuerda el portavoz de esta plataforma, han sido objeto de aprobación reciente.