Entre puestos de artesanía, repostería navideña y villancicos las orillas del Huécar se despertaron destilando espíritu navideño. Durante toda la mañana de ayer numerosos de conquenses se acercaron para disfrutar de productos hechos a mano que se vendían a precios muy económico por una buena causa. La cita estuvo organizada por Cáritas Interparroquial que programó su II Rastrillo Solidario. «La finalidad de este pequeño mercado es recaudar dinero para las familias más necesitadas de Cuenca gracias a pequeñas aportaciones», concretó Fernando Díaz Miranzos, promotor de esta iniciativa.
Los más pequeños fueron los protagonistas indiscutibles de la jornada. Uno de los puestos era de juguetes, a un precio muy económico, y más de una abuela no se pudo resistir a unos ojitos tristes. Por otro lado, Caritas instaló unos hinchables que se llenaron de niños a los que el frío no paralizó a la hora de saltar.
La parroquia de Cáritas del Cristo del Amparo acercó, a unos precios muy bajos, los dulces navideños que se hornean en sus talleres. Díaz explica que estos talleres de los barrios se unen al puesto de comercio justo, a una librería y a la biblioteca solidaria para recaudar dinero para Cáritas «y que sean la entidad quien lo reparta en forma de juguetes para los niños o ayudas para las familias más necesitados de la ciudad y provincia».
Durante toda la mañana se fueron alternando las actuaciones musicales. Los coros parroquiales de San Román, San José Obrero, de Santa Ana, del Cristo del Amparo y de San Esteban fueron los primeros en participar. Les siguió el solista Mingo, la violinista Raquel Valero, el coro de la Iglesia Ortodoxa, el grupo de la Ronda de los Arrabales y un Tablao Flamenco.