Por mucho que fuese una evidencia mil veces contrastada, en el fondo de todo aficionado la ausencia de Marc Márquez en la parrilla de 2021 es como esa noticia que un niño no termina de creer y mantiene viva la esperanza de una ‘mentira divertida’ de sus padres hasta el último instante. El seis veces campeón de Moto GP sigue con molestias en el húmero de su brazo derecho y causará baja en, al menos, las dos primeras carreras del curso (ambas en Qatar). La esperanza del gran genio es que los médicos le den el alta el próximo 12 de abril para reaparecer en Portugal.
Esa ausencia fue la primera protagonista del arranque del curso, como un Mundial de fútbol sin Brasil. El segundo, Maverick Viñales y su nueva ‘forma’ de cabalgar:más agresivo, más violento incluso en los adelantamientos para los que (lo reconoció el mismo) anduvo demasiado reservón en el último ejercicio. Ante unas Ducati que vuelan en las rectas (Zarco y Bagnaia apuntan muy alto en 2021), el piloto de Figueras aguantó el tipo hasta la bandera. Una victoria liberadora para un año cargado de incógnitas.
El último baile
Nadie se atreve a señalar un gran favorito y, sin embargo, sí un campeonato plagado de distintos ganadores en el que la regularidad será determinante. Y en ese terreno quieren moverse dos de los mejores pilotos históricos de la categoría, Márquez y Rossi, en el que podría ser su último baile conjunto. El italiano, siete veces campeón, cumple 42 años y viene de su peor temporada (15º, incapaz de adaptarse a Yamaha);el español, favorito por historia pero gran duda hasta que no vuelva a soltar gas sobre la Honda RC213V.
Entre el catalán y el de Urbino no solo hay 17 títulos conjuntos (ocho y nueve) y 14 años de diferencia, sino una historia de amor-odio de las que fraguan las mejores rivalidades de la historia. Que Rossi fuese duodécimo en su estreno no augura, no obstante, un baile equilibrado.