Desde el regreso de Joaquín Sánchez al Betis (temporada 15/16), el club sevillano gastó 316 millones de euros en 11 temporadas buscando la gloria de su primera final europea. La logró este curso por el lado de la Conference League. Su rival fue el Chelsea. Los ingleses ganaron con relativa comodidad (4-1). En el mismo período, el club londinense gastó 2.621 millones de euros en muchos fichajes, cuando menos, cuestionables: 113 en Lukaku, 90 en Mudryk, 80 en Havertz, 80 en Fofana, 66 en Morata… Este verano, sin ir más lejos, ya ha abonado más de 120 en Estevao, Delap, Essugo, Sarr y Kendry Páez. Carne para la picadora: Enzo Maresca se enfrenta un curso más al característico 'marrón' de cada verano en Stamford Bridge, o sea, gestionar una plantilla exagerada, con más efectivos de los necesarios, e intentar que el ambiente se mantenga sano y el equipo funcione.
De todos los dispendios económicos primero de Abramovich y después del megalómano Todd Boehly, los dos más caros de la historia del club son los que sostienen esta idea ganadora de Maresca. Un lujoso motor de dos tiempos por el que los 'blues' pagaron casi 240 millones de euros: Enzo Fernández (122) y Moisés Caicedo (116). Creativo y llegador el primero, táctico e incansable destructor el segundo, la pareja ecuatoargentina mueve los hilos del lujoso Chelsea, que el pasado sábado derrotó al Benfica en la prórroga para pasar a cuartos del Mundial de Clubes.
Precisamente del campeón portugués salió Enzo. En enero de 2023, un mes después de que el chico de San Martín se proclamase campeón del mundo, la chequera de Boehly llegó cargada a Lisboa: el Benfica había pagado en verano de 2022 más de 44 millones de euros a River Plate (el fichaje más caro en la historia de la Primeira Liga) y en 18 meses triplicó su valor.
Para Maresca (y para Scaloni en la Argentina) es el 'todocampista' perfecto, el tipo que daba sentido a lo que la Albiceleste proponía con De Paul y MacAllister. El '8' del Chelsea fue el único de los tres que no fue sustituido en la inolvidable prórroga de Lusail, en la que Argentina se cosió al pecho la tercera estrella. Es el típico centrocampista moderno que domina más de 60 metros del campo, capaz de desenvolverse con naturalidad en la primera zona de creación y en la última de definición. La electricidad es su seña de identidad: detesta la posesión lenta. El 'músico' piensa y dirige rápido. Y cuando su zona le aburre, irrumpe desde segunda línea para relacionarse con el gol: nueve tantos y 16 asistencias en los 49 partidos de la 24/25 avalan su aportación ofensiva. Dos pinceladas suyas, pases precisos sobre Tosin y Delap, liquidaron el pase a octavos ante el Esperance.
La 'perla'
Liberar a Enzo de tareas defensivas es la labor de Moisés Caicedo (Santo Domingo de Ecuador, 2/11/2001), una trilladora para el mediocampo. Escondido en un cuerpo de apariencia enclenque (aunque ha trabajado su musculatura en los últimos años) habitaba un mediocentro dispuesto a marcar una era: el Independiente del Valle de 2020 guardaba dos secretos. Un defensa central campeón de Europa (William Pacho con el PSG) y un pivote que se convertiría en el ecuatoriano más caro de la historia.
Los 28 millones que pagó el Brighton parecían una moneda al aire. Los 116 que abonó el Chelsea tres años después, una inversión segura. Como Enzo, la 'modernidad' describe sus movimientos: es un clásico centrocampista de contención, pero su energía y su potencia le permiten jugar de área a área y participar activamente de los ataques (de hecho, él marcó el último gol del 4-1 sobre el Betis). Es el futbolista más usado por Maresca este curso (3.989 minutos) y ha sido el 'Jugador de la Temporada', un 'premio' que otorgan los propios futbolistas del club. La 'Perla', para muchos analistas, es hoy por hoy el mejor 'cinco' del mundo. Él, con el '25' en la espalda, no quiere creérselo: en cada entrevista transmite una profunda humildad. «Moi es el que menos joyas, relojes y zapatos tiene de la selección -decía Beccacece, seleccionador ecuatoriano-. Se para con niños, con aficionados...». Así se lo enseñó su madre, Carmen Corozo, que vendía velas y flores para pagarle la comida, la primera persona a la que Caicedo buscó para entregarle la medalla de la Conference League.