Editorial

Los indicios colocan al exministro Ábalos al borde del precipicio

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El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aprovechó la celebración de la Internacional Socialista el domingo en Madrid para ser tajante sobre la situación delicada en la que está su antigua mano derecha en el Ejecutivo, José Luis Ábalos. «Quiero reafirmarme en que la lucha contra la corrupción ha de ser implacable, venga de donde venga y caiga quien caiga. El que la hace la paga». Así de contundente fue, pero el exministro Ábalos continúa enrocado tras su acta de diputado nacional. De momento, el otrora secretario de Organización del PSOE y brazo ejecutor de Sánchez tan sólo renunció ayer a la portavocía de la Comisión de Interior, pero no entregó su acta de diputado. El PSOE le dio hasta hoy para que renunciara a su condición política, de lo contrario será expulsado y pasará a formar parte del grupo mixto en el hemiciclo, junto con UP, BNG, Podemos y Coalición Canaria.

De esta forma, Ábalos se coloca al borde del precipicio y del final de su carrera política, por los indicios delictivos que colocan a su exasesor, Koldo García Izaguirre, en el ojo de una trama de comisiones millonarias en lo más duro de la pandemia de Covid-19, que se llevó por delante miles de vidas de españoles. Sin escrúpulos, presuntamente Koldo García se llenó los bolsillos junto con otros miembros de la supuesta organización criminal, en la que figuran empresarios de dudosa condición y todo apunta a que José Luis Ábalos era conocedor de las tropelías de su exasesor, sin que hiciera nada al respecto.

El PP ya anunció al creación de una Comisión de investigación en el Senado para llegar al fondo del asunto, por la que pueden pasar desde la presidenta del Congreso, Francina Armengol, hasta varios ministros. Por su parte, el PSOE amenaza también con crear otro órgano similar en el Congreso para también analizar el caso del hermano de Isabel Díaz Ayuso, archivado por la Justicia.

Los partidos políticos -PP y PSOE- comenzaron el cruce de reproches, cuando ninguno de los dos está libre de casos de corrupción en un tiempo no muy lejano aún -la trama Gürtel, del PP, y el caso de los ERE, del PSOE-. Es hora de los tribunales y de que la investigación avance, aunque todo apunta que el trabajo principal ya está hecho. Las consideraciones políticas no pueden inmiscuirse en el proceso judicial para que éste no se entorpezca o contamine.

Mientras tanto, el tiempo se acaba para José Luis Ábalos que ha pasado en muy pocos años de ser una pieza clave en el PSOE y en el Gobierno a estar al borde de la finalización de su carrera política, por cierto, con más episodios oscuros que brillantes logros para la ciudadanía.