Cada cual tiene su propio talento y el de Francisco Javier Jiménez Morillas es cocinar torreznos. Prueba de ello es el tercer puesto que consiguió el pasado domingo en un certamen en el que se enfrenta a los mejores 'torrezneros' del panorama nacional. No es un novato en este tipo de concursos, ni mucho menos, ya que es la tercera vez que se presenta: «Empecé hace tres años, he ido mejorando en cada edición y continúo haciéndolo». En los primeros intentos consiguió un tercer y un segundo puesto que, sin duda, avalan su maestría en los fogones con este producto.

Este tercer puesto lo ha conseguido en una de las nueve rondas clasificatorias, en concreto en la celebrada en Madrid, en la categoría de aficionado. Morillas es prudente y afirma que «el secreto está en cocinar muchos torreznos hasta encontrar el punto exacto». Él, como trabajador de una empresa cárnica, conoce la materia prima de primera mano y por ello defiende que «sin duda la carne de calidad marca la diferencia». Como buen cocinero, «yo mismo selecciono piezas que cocino para asegurarme». 

No se trata solo de una afición puntual, y es que según este taranconero, la fama ya le precede y son los vecinos los que se ponen en contacto con él para que les prepare unos torreznos. «La gente me los encarga para ocasiones especiales, comidas, celebraciones e incluso regalos», presume el cocinero.

«Cada mago tiene sus trucos y el mío es combinar dos técnicas: primero utilizo el horno y luego lo frío», explica convencido el popular chef de torreznos. A pesar de que pueda parecer fácil, advierte que «para conseguir un buen sabor he tenido que tirar muchas remesas que han salido malas».