Tenía muy claro cuál iba a ser el título de este artículo. La Asociación se llama oficialmente Amigos de Santa María, pero salta a la vista que más que amistad, lo que hay es amor.

Pueden revisar sus perfiles en redes sociales y comprobarán que para el caso da igual que se hayan criado aquí o fuera, muchos tienen –algunos junto a una casita o un corazón–, las siglas SMCR: Santa María del Campo Rus. 

Estos y estas jóvenes llevan unos años empeñados en no dejarnos descansar. Todos los fines de semana de julio y agosto, fiestas, puentes, etc., nos tienen liados con sus actividades.

Más que amigos de Santa María

En otro tiempo hubieran necesitado al pregonero o a los altavoces de la plaza para informarnos de todas ellas, pero ahora sus convocatorias nos llegan a través de Facebook, WhatsApp o Instagram.

Que si fiesta del mojito, que si juegos y ginkana para los niños, petanca, fiesta para la tercera edad, bingo, viajes, diversidad de torneos deportivos, Grand Prix... 

Dicen que esto ya venían haciéndolo desde hace tiempo, pero en exclusiva para ellos, y que pensaron que estaría bien hacerlo para cualquier vecino o visitante, con independencia de su edad, y así darle vidilla al pueblo. 

Como singularidades cabe mencionar que también celebran el carnaval en verano, y que eligen a sus propios Rey y Reina de las carpas, en las que prácticamente pasan todas las fiestas de septiembre. 

Son fáciles de identificar porque llevan un vaso de plástico duro colgado al cuello con el eslogan «La Mancha engancha».

También se identifican con no dejar en el olvido las tradiciones, y por ejemplo en enero, por San Antón, fomentan que se sigan echando las lumbres en las calles u organizan una comida popular a base de gachas, como debe ser en ese tiempo más bien frío. 

Después también le dan a la paella, las migas o la caldereta..., oferta gastronómica no les falta, ya se sabe que «en el comer y el cantar, todo es empezar». Refrán que siguen a rajatabla porque su evento estrella es el karaoke; en el salón del baile, la piscina o La Posada, todo sitio es bueno para provocar que desde el más chico al más madurete coja el micrófono y de rienda suelta a su vena artística.

No hay vez que no salgan de desfile por la calle, con su charanga, claro, que no pasen por la Residencia María Perona Sañudo. Sus trabajadoras y trabajadores y los propios mayores los invitan a cuerva, y a cambio ellos les transmiten parte de la alegría y vitalidad que les sobra.  

Pero no todo es juerga, las pasadas navidades realizaron una San Silvestre solidaria, destinando lo recaudado a compra de material deportivo para los mayores de la misma Residencia.

Este verano, los 1.000 euros que han conseguido en la carrera benéfica que tuvo lugar el día veintiséis de agosto, los han donado a la Asociación Parkinson Cuenca. 

La directora de esta organización, Beatriz Hernández Luengo, se desplazó hasta la localidad conquense para agradecer una iniciativa en la que participaron con sus aportaciones más de doscientos vecinos, muchos de los cuales madrugaron para coger la fresca y completar el recorrido urbano de la carrera, bien corriendo o andando.  

Tampoco tienen ningún problema cuando de arrimar el hombro se trata a otras acciones de otros colectivos o asociaciones, como en las pasadas Jornadas Manriqueñas, en las que tuvieron un papel clave para que resultaran todo un éxito. 

Nos han dado una lección, hay que reconocerlo. De cómo se trabaja por los demás, y al mismo tiempo se revitaliza el pueblo, y de cómo se cohesiona a una sociedad, porque ya les digo que no tiene que ser fácil reunir a más de trescientos cincuenta asociados en un municipio que supera por la mínima los quinientos habitantes. 

Muchachas y muchachos: ¡Os deseamos lo mejor!