El deporte de élite en la capital conquense vive una buena época, a nivel deportivo, pero también tiene un más que incierto futuro, eso sin ser muy pesimistas. Hablamos del Rebi Cuenca, en la Liga Plenitude Asobal, y de la Unión Balompédica Conquense, en Segunda RFEF, los dos únicos clubes que están inmersos en el deporte profesional en la ciudad. Rebi Cuenca y Balompédica han certificado en las últimas jornadas ligueras su permanencia en sus ligas, lo que es un éxito deportivo teniendo en cuenta las penurias económicas por las que han, y están, pasando. Los clubes lo dicen, no se puede repetir una temporada así, hay que ajustarse para la temporada que viene a lo que dé el presupuesto. Ahí llega el incierto futuro para ambos clubes porque los ingresos son cada día menores y los gastos aumentan.
Un club se alimenta económicamente de su masa social, de los patrocinadores, de las empresas colaboradoras y de las subvenciones de las entidades públicas y privadas. Empezamos con estas últimas, la entidades públicas, en nuestro caso, Junta de Comunidades, Diputación Provincial y Ayuntamiento de Cuenca. Junta y Diputación lo tienen claro, tanto a la hora de aportar como a la hora de gestionar empresas que colaboren. Podrían dar más, pero también menos, pero ayudan. En el caso del Ayuntamiento de Cuenca, la sensación es todo lo contrario. Da la sensación de que les importa poco que Cuenca tenga deporte de élite y esto se observa claramente en las instalaciones deportivas. Pasan los años, cuesta ver que se mantienen las instalaciones construidas, como para pensar en más instalaciones.
El polideportivo El Sargal se construyó en 1973, es evidente que se ha quedado obsoleto, con una capacidad de 1.200 espectadores insuficiente para un club de Asobal y con goteras que no faltan a la cita. El estadio de La Fuensanta se quedó a medias de hacer en 2011 y desde entonces el Ayuntamiento sólo ha reparado los daños producidos por el vandalismo y la instalación de un ascensor. Tardó años en darle luz a las torres de iluminación, los bajos están vacíos y no ha construido ni los nuevos vestuarios. Tampoco ha puesto un marcador. Pero esto no es culpa sólo del actual Gobierno municipal de hoy, esto viene de lejos.
Pero, entendemos que echarle toda la culpa al Ayuntamiento es un grave error cuando el socio y el aficionado son los primeros que le han dado la espalda al equipo. Con el número de socios que ambos equipos tienen, con el nivel de asistencia a los partidos, claramente no se puede aspirar a jugar en estas categorías. Sólo destaca la peña Furia Conquense. Los primeros que debemos preguntarnos si merecemos un deporte profesional en Cuenca somos los aficionados. La ciudad debe entender que, sin una respuesta clara de apoyos por parte de todos, tanto Rebi Cuenca como Conquense están abocados a salir del deporte profesional.