Una melé inclusiva

Manu Reina
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El A Palos organiza una «sesión familiar» en el Campo Cristina Martínez para que los miembros de Adocu «conozcan los conceptos básicos del rugby» y descubran «los valores que tenemos»

Una melé inclusiva - Foto: Manu Reina

Emociones a flor de piel. Esa es la sensación que tuvieron los miembros de la Asociación de Síndrome de Down de Cuenca (Adocu) con la práctica del rugby, disciplina que pudieron conocer ayer de la mano de la escuela deportiva de rugby del Club A Palos durante un entrenamiento de dos horas en el Campo Cristina Martínez de la capital. El entusiasmo, la alegría y el compañerismo fueron las notas predominantes de una sesión inolvidable para todos ellos y que resultó ser todo un éxito.

El principal objetivo de esta sesión fue «hacer disfrutar» a los miembros de Adocu, tal y como señaló el director de la escuela deportiva de rugby del Club A Palos, Eduardo Higueras. Y vaya que si lo consiguieron. No pararon de sonreír en todo momento y se mostraron muy participativos en cada ejercicio que se propuso sobre el tapete verde. Tanto es así que una decena de usuarios, junto a una veintena de jóvenes y veteranos de la propia escuela y club, completaron distintos juegos, actividades y acciones de iniciación a la práctica deportiva, como el ensayo, el pase, el contacto con el adversario o la recepción del balón. «Queríamos que pudieran completar un entrenamiento con nosotros para que descubrieran qué es el rugby y los valores que tiene, como el compañerismo, que es uno de los principales», señaló Higueras. 

También hubo tiempo para disputar un partido entre equipos, aunque en este caso se usó la modalidad de tocata, que es una variante del rugby donde no se puede placar al rival, sino solo tocar con la mano. Inmediatamente, el jugador que ha sido interceptado, no puede moverse y la única opción que le queda es pasar el balón a un compañero. De esta forma se «evita cualquier riesgo de lesión», explica Higueras, que la pasada semana partició en una formación de rugby inclusivo en Madrid con la Federación Española de Rugby.

Los monitores, entrenadores y jugadores del club conquense, que se citaron en el Cristina Martínez, aprovecharon para explicar a los miembros de Adocu qué es el llamado tercer tiempo del rugby. «Es el momento donde ambos equipos, tras acabar el partido, comparten impresiones, charlan y disfrutan tomando algo como amigos», recalca Higueras. Y es que el club quería transmitir «la familia» que conforma el rugby. 

Finalmente, todos los participantes del encuentro «pudimos vivir una jornada muy divertida, entretenida y llena de emociones». El director y organizador de la jornada ensalzó especialmente «el entusiasmo de todos los chicos y chicas de Adocu porque han demostrado que quieren aprender nuevos deportes y sobretodo practicarlos». El Club Rugby A Palos trabaja la inclusión total de su disciplina deportiva y no es la primera vez que realiza este tipo de encuentros. Anteriormente llevó a cabo otra jornada con la Asociación de Trastorno Específico del Lenguaje y Otros Trastornos del Desarrollo de Cuenca (Atelcu). Incluso también realizan formaciones en colegios e institutos de la capital y provincia. «Queremos que todas las personas tengan las mismas posibilidades y que puedan disfrutar de los beneficios que tiene el rugby, tanto dentro como fuera del campo», sentencia Higueras.