Sebastián Castella será el torero que descorchará la ya inminente Feria de San Julián. Lo hará el próximo sábado con la corrida de Román Sorando y junto a Juan Ortega y, en principio, Daniel Luque en el cartel, y es que el torero de Gerena es seria duda debido al grave percance que sufrió hace unos días y que le mantiene por ahora en el dique seco. El espada galo, que salió por la puerta grande de la plaza de toros de Las Ventas durante la Feria de San Isidro, abrirá un abono en el que las máximas figuras estarán presentes. Sin duda, serán unos días en los que la ciudad se sumirá en la magia de la tauromaquia.
Tan solo días antes de su cita en el serial sanjulianero, el torero de Béziers se muestra «muy contento» por el desarrollo de su temporada, en la que reaparecía tras su retirada durante el año de la pandemia. «Este es un año de vuelta, y siempre las vueltas tienen algo especial. El principio de temporada no fue fácil, pero en Madrid se puso todo en orden. No era solamente la importancia de triunfar, sino mostrar la evolución de mi concepto, buscando otras sensaciones más allá de los resultados», señala el francés.
Castella hace mucho hincapié en que «a día de hoy, estoy disfrutando mucho, lo que quizás en otros momentos de mi carrera no conseguía por la responsabilidad que llevaba encima. Y así, sin ninguna duda, lo que más me importa es eso, disfrutar. Y tras ello, llegan todos los resultados».
Sobre Cuenca y su Feria de San Julián, este torero, uno de los diestros galos más destacados de la historia, expone que es «importantísima» en el verano taurino: «Todos los toreros queremos estar presentes; siempre uno llega muy toreado a esta feria y feliz después de haber pisado Bilbao». «Cuenca tiene todo el aval de la temporada y es una plaza donde se suelen cuajar tardes bonitas», destaca el espada, que asimismo añade que «se disfruta mucho, y es que en este ruedo la gente es muy cariñosa, viene a pasarlo bien, viene a ver torear, a ver el toro y a disfrutar de la tarde». Y loa, al mismo tiempo, que «gracias al esfuerzo y el trabajo de Maximino Pérez es una feria que goza de una salud tremenda».
Previa del festejo. Es, de largo, el cartel más variopinto de todos. La apertura del ciclo es un crisol de estilos y cortes diferentes que se sustentan en un triunfador de San Isidro, un torero renacido y la exquisitez del arte... Vamos por partes. El francés vuelve a Cuenca en la temporada de su regreso a los ruedos, a los que tornó en la Feria de Manizales en enero encerrándose con seis toros. Hay que apuntar que salió a hombros en Las Ventas tras desorejar a un toro de Jandilla en una de las mejores faenas isidriles. Castella, que ha vivido de todo en territorio conquense, por cierto, es eje de gran parte de las ferias de su país.
Y en Francia, precisamente, es donde Luque comenzó a cimentar su reconstrucción. Esa que le ha devuelto a la zona noble de buena parte de las ferias merced a un gusto y una técnica difícil de mejorar. En Sevilla selló una de las faenas de la temporada, desorejando a un toro de El Parralejo y erigiéndose como uno de los nombres fundamentales del escalafón. El amplio abanico de encastes, eje de su campaña y de su carrera, no puede pasar desapercibido para el buen aficionado. Su presencia está, eso sí, en duda.
El cartel lo completa un debutante en esta feria. Juan Ortega, uno de los grandes ausentes de San Isidro, está dejando obras de cante grande en las plazas que sí han contado con él como Córdoba, Málaga o Santander. Sin duda, es uno de los jóvenes sobre los que se sustenta el toreo denominado artista o de pellizco. Y así, el pasado año selló una de las actuaciones más rotundas de la historia de la Goyesca de Ronda, algo que será difícil de olvidar. Un apunte curioso sobre este torero: lleva a cabo una acción social en distintas plazas con el fin de llevar a menores sin recursos a los toros.