En la localidad alcarreña de Villalba del Rey no ganan para sustos. La meteorología se ceba en los últimos tiempos con aguaceros intensas que dañan inmobiliario de la localidad o con tormentas y nevadas que causan destrozos en la superficie agrícola. La última es el incendio en una góndola de uno de los molinos de los parques eólicos del municipio, situados en un cerro frente a la población. Al parecer fue causado por una tormenta que cayó a última hora de la tarde de este miércoles. La nube no solo arrojó una gran cantidad de agua en un corto espacio de tiempo –15 litros por metro cuadrado según las primeras estimaciones–, sino que también descargó varios rayos que pudieron causar las llamas.
Uno de ellos alcanzó a la góndola de uno de los 30 molinos del Parque Eólico del Peralejo y El Escepar –se ubican en el cerro situado al norte y a escasos kilómetros del núcleo poblacional–, que se incendió y provocó una larga humareda negra que era visible desde varios puntos de la comarca.
Antonio Luengo, alcalde Villalba del Rey, confirma que la tormenta no causó otros destrozos en la población y la lluvia acabó por apagar el fuego. La empresa que gestiona el parque, Acciona, «me ha trasladado que está investigando las causas, que pueden ser por un rayo aunque cada molino tiene su pararrayos, y el martes comenzarán a desmontar la góndola y a cambiarla», dice, y recuerda que esta no ha sido la única vez que la cabeza de un molino arde, puesto que «hace varios veranos se quemó otra».
Un rayo provocó un incendio en un molino de Villalba del Reyfenómeno meteorológico. Lo que sí ha sufrido el municipio son varios fenómenos atmosféricos en los últimos tiempos que les ha provocado cuantiosas pérdidas a los productores agrícolas. Hace dos veranos, en septiembre, cayó una tormenta que arrasó con el girasol y, este pasado invierno, el temporal Filomena se desató con tanta virulencia que anegó de nieve numerosos campos de olivar. Tanto es así que Asaja Cuenca ha demandado recientemente medidas especiales para ayudar a los olivareros y paliar las pérdidas.
Y es que la situación del municipio, entre la Sierra de Altomira y el embalse de Buendía y en una enorme vaguada, provoca «una inversión térmica». Es decir, las nubes en altura tienen una temperatura más baja, pero cuando entran en contacto con la tierra, con mayor número de grados, se producen unas precipitaciones intensas.