El duro salto a la Premier

Christian S. De la Blanca
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El torneo pierde emoción en la lucha por la salvación porque los que ascienden apenas pueden presentar batalla

Ramsdale fue el gran fichaje del Southampton en verano, pero no pudo evitar el regreso a la Championship. - Foto: John Sibley (Reuters)

En los últimos años se está dando una tendencia peligrosa en la Premier League: casi siempre descienden a Championship los equipos que ascendieron previamente el curso anterior. En la 23/24, Luton Town, Sheffield United y Burnley ocuparon los tres puestos de la quema. En la presente 24/25, está todo el pescado vendido: Southampton, Leicester City e Ipswich Town volverán a la categoría de plata.

La competición inglesa presume de ser la mejor del mundo. Y tiene argumentos de peso para ello. Casi siempre presenta un elenco de candidatos mayor a las demás, con su famoso 'big six' (Manchester City, Manchester United, Liverpool, Arsenal, Tottenham y Chelsea), instituciones que, a pesar de su momento de forma, albergan grandeza e historia como para optar a todo a comienzos de cualquier temporada.

Además, su zona noble es muy competitiva, lo que abre muchísimo, como este año, la lucha por los puestos europeos. Están proyectos consolidados como el Newcastle o el Aston Villa, pero también otros más novedosos y acostumbrados a pugnar por cotas menos glamurosas como Bournemouth, Brighton, Fulham o Nottingham Forest. 

Todo ese aliño le añade un atractivo incomparable a la Premier. Sin embargo, la batalla por el descenso, una de las más vistosas en cualquier competición que se precie, ha perdido lustre.

Los equipos de Championship cada vez tienen más complicado competir contra los de la primera división nacional. Hay varios factores para ello. Conjuntos como Burnley, Sheffield United, Leeds United, Leicester City o Southampton parecen haberse instalado en una categoría intermedia, en la que tiene capacidad para dominar con mano de hierro en la segunda división, pero que esos mismo mimbres que les llevan a destacar un escalón por debajo les hacen perecer un muy pronto uno por encima.

Dos casos llamativos son los de Burnley y Southampton. Los primeros arrasaron en la campaña 22/23 en la Championship comandados por Vincent Kompany y el juego de posición y propositivo que instauró el belga. Pese a todo, esa misma línea de estilo fue su perdición en la élite, insistiendo en una idea que no les dio casi una alegría.

El de los 'saints' fue un caso similar. Russell Martin les aupó de regreso a la Premier League con un ideario similar al del Burnley. Pero, una vez en la división mayor, todo ha sido un desastre, con hasta tres cambios de preparador y dejando unos números que pueden pasar a la historia de la competición por su escasez.

Estos dos casos, unidos a otros menos flagrantes, han puesto en alerta a la organización, que cuenta con una herramienta muy determinada para los conjuntos que descienden de categoría, los llamados 'parachutes payments'. Se trata de una serie de pagos que tienen como objetivo facilitar la adaptación económica de una entidad que ha bajado de categoría a su nueva realidad en la segunda división. Eso, entre otras cosas, lo que provoca es desvirtuar una Championship en la que los grandes, los que han pasado un curso en Premier, casi siempre tendrán más poder y, por ello, más posibilidades, de competir contra otros proyectos más austeros que, sin embargo, podrían estar haciendo un buen trabajo. 

En estos momentos, Leeds United y Burnley ocupan las plazas de ascenso a la primera división. Los 'whites' se quedaron sin subir el curso pasado de milagro, y tan solo el Ipswich Town sorprendió con su machada para regresar a la máxima categoría. Por detrás, Sheffield United, Sunderland, Bristol City, Coventry City o Middlesbrough, casi todos habituales a protagonizar el clásico 'ascensor' de la Premier League a la Championship en los últimos años.