Forjador de conductores

Antonio Gómez
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Forjador de conductores - Foto: Reyes Martí­nez

Los examinadores de tráfico se pasan media vida dentro de un coche para evaluar a los aspirantes a sacarse el carné de conducir. Esta prueba es uno de los momentos más temidos por los conductores del futuro por los nervios que se pasan. ¿Quién no ha pasado por esa situación alguna vez? Los examinadores tienen fama de serios, casi implacables, pero detrás de esa seriedad podrían perfectamente escribir un libro con las cientos de situaciones que viven a diario.
       Su día a día está plagado de anécdotas y es que los nervios de los que  se enfrentan a las pruebas hace que a veces cometan más errores de los previstos. El examinador coordinador de la Jefatura Provincial de Tráfico en Cuenca, Damián García, explica que a la hora de hacer el examen práctico pronto «nos damos cuenta si el alumno está preparado o no». Siempre valoran varios aspectos, sobre todo el comportamiento que afecta a la seguridad vial, «al igual que los relativos a lo que es una conducción económica y eficaz». 
En la actualidad, hay tres puntos de examen en la provincia que son Cuenca capital, Tarancón y Mota del Cuervo, y  en total son cinco examinadores los que forman parte de la Jefatura Provincial de Tráfico. Reconoce que la ciudad dispone de muy buenas condiciones para ver la preparación de los aspirantes a conductores porque  «se puede comprobar el comportamiento de éstos en todo tipo de zonas ya sean urbanas, interurbanas así como en otras clases de vías y situaciones de tráfico».
A lo largo de su vida tiene numerosas anécdotas que surgen a diario y recuerda con cariño a una mujer que se le informó del resultado del examen, pero que en ese momento «le dio por correr de alegría así que tuvimos que tranquilizarla un poco». No se olvida del caso de otra persona que durante el examen práctico de coche «le dije que pusiese la primera marcha y salga usted despacito así que no se le ocurrió otra cosa que abrir la puerta del vehículo y bajarse». 
 
intimidación y nervios. Los nervios de los que se examinan suelen aparecer tanto en el teórico como en el práctico, pero en este último caso es más visible ya que tienen que estar atentos a un gran número de cosas.  García agrega que lo peor no son esos nervios que, «entendemos que hay gente a los que puede afectar, sino la falta de preparación».
         El hecho de que el examinador vaya sentado en el asiento trasero parece que intimida mucho más a la gente, pero «en mi opinión yo creo que lo justo porque yo he examinado a  profesores desde el asiento delantero y sienten la misma intranquilidad, sin embargo, todo depende de la actitud del aspirante». Un examen práctico consta de 30 minutos aunque en ese período, según marca la nueva normativa, es donde se comprueban los conocimientos que se tienen sobre mecánica, es decir, «vemos si la persona sabe por dónde se pone el combustible, dónde está la batería o el recipiente que contiene el agua del limpiaparabrisas». 
      Desde el año 2013 hay que superar una prueba autónoma de diez minutos para llegar a un destino porque el objetivo que se persigue es «relajar al alumnos en ese tiempo».  Sin embargo, explica que con frecuencia se viene observando, que por parte de éstos, «solicitan que se les dirija como se hacía antiguamente y es que hay gente que se examina que desconocen la ciudad o vienen de otros pueblos o provincias».
 
experiencia. Hay personas que se les da muy bien aprobar el carné de conducir aunque para otras es una carga muy pesada porque «recuerdo que  el número mayor de veces que se presentó un alumno para aprobar el teórico fue de 12 convocatorias mientras que hasta 16 en el práctico, pero ésto es una pura anécdota».
      En la actualidad, mucha gente se prepara por su cuenta el práctico o hace menos clases prácticas de las previstas en un primer momento porque antes eran obligatorias 18, pero ahora no existe un mínimo.  
      García añade que esto es muy malo porque la preparación debe llevarse a cabo «por personas formadas al efecto como son los profesores». Sin embargo,  es necesario establecer unas clases mínimas para presentarse al examen, ahora bien, «los profesores de esta provincia desde su responsabilidad viene colaborando y exigen el cumplimiento mínimo para la preparación aunque a veces existan algunas excepciones». 
   
cursos de reciclaje. Los examinadores de tráfico también se someten a cursos de reciclaje periódico ya que «la variación en las normas hace necesario tal hecho sin embargo, es notorio que necesitaríamos más preparación ya que en cuanto a formación profesional todo es mejorable». 
        Agrega que cuando el número de pruebas no hace necesario que el examinador salga de la Jefatura Provincial de Tráfico, realiza funciones administrativas y tiene «también encomendadas inspecciones de autoescuela y todo lo relacionado con la expedición de permisos de conducción». 
     También echa de menos algunas cosas y es consciente que la profesionalidad del colectivo preferiría un examen más individualizado, «emplear más tiempo con el alumno y realizar el tal manido examen integral, pero sobre todo descargarse de esa mala fama que les acompaña».