La nueva izquierda en la que Yolanda Díaz tiene papel destacado, no tiene nada que ver con la que existía hasta el pasado domingo. Esta nueva izquierda con Podemos, Sumar y un Psoe que ha dado prioridad a sacar votos de debajo de las piedras, tiene un tinte marcadamente populista. El Psoe ha renunciando a la mayoría de los principios de la socialdemocracia que formaban parte de su identidad. Es un Psoe trufado de personas de conocida mediocridad dispuestas a aceptar cualquier iniciativa que imponga Pedro Sánchez. Nunca plantarán cara al líder, no vaya a ser que los manda a casa.
La izquierda la representaban hasta ahora, mayoritariamente, Psoe y Podemos, que incluía en sus filas a Izquierda Unida con los restos de los comunistas encuadrados en el PCE. Con la incorporación de Yolanda Díaz y Sumar al primer plano, se tendrá que dividir el voto entre esos tres partidos, porque después de Magariños cambia radicalmente el panorama para las fuerzas políticas que formaban parte de Podemos.
Izquierda Unido ya ha optado, se va con Yolanda y abandona el partido de Pablo Iglesias, como hizo Errejón hace años. En Compromis hay dudas, y En Comú ninguna, apoyan a Yolanda. Habrá que ver cómo respiran los socios habituales de Pedro Sánchez, los que le han salvado las votaciones en el Congreso, ERC y Bildu. Socios que captó Pablo Iglesias cuando era vicepresidente.
Habrá que estar atentos sobre todo a lo que ocurra a partir del 28-M, porque si Podemos se descalabra como auguran algunos analistas tras la ascensión de Yolanda, cuesta creer que los independentistas catalanes y los que en tiempos apoyaron a ETA, más partidos menores del conglomerado podemita, vayan a mantener su cercanía a Iglesias y Podemos.
En las semanas próximas se vivirá un corrimiento de fuerzas en la izquierda que dejará chica a cualquiera de las peligrosas avalanchas de nieve que se producen en los Alpes o Pirineos.
Yolanda Díaz ha irrumpido en el tablero, que ha saltado por los aires y descolocado las fichas. Es pronto para saber si esa nueva izquierda será capaz de atraer votos del centro y derecha o simplemente habrá intercambios de votos entre Psoe, Podemos y Sumar. Es pronto para saber si Sumar puede tener papel significativo en las generales, porque dependerá en gran parte de que Podemos pueda mantener su presencia territorial el 28 de mayo. Sus resultados de hace cuatro no fueron sobresalientes, pero sus escaños y alcaldías los utilizó el Psoe, tras una fácil negociación, para hacerse con gobiernos y alcaldías en las que se había quedado corto.
Desde ahora hasta el 28-M Pedro Sánchez tendrá que manejar con inteligencia su relación con Podemos: le ha metido una estocada mortal promoviendo la entrada en la arena política a Yolanda Díaz por la puerta grande, pero a partir del 28 de mayo con quien tendrá que negociar sus gobiernos municipales y autonómicos es con Podemos, porque Sumar no se presenta.
Todo un reto, todo un lío.