Un verano de experiencias

Manu Reina
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El campamento Ciencia y Cultura en la Ciudad combina talleres tecnológicos, visitas museísticas y vivencias para los más pequeños

Un verano de experiencias - Foto: Reyes Martínez

Durante el verano, los pasillos del Museo de las Ciencias y del Museo Paleontológico se llenan de risas, curiosidad y descubrimientos. Es gracias al campamento urbano Ciencia y Cultura en la Ciudad, una propuesta que ha sabido consolidarse en apenas dos ediciones como una fórmula exitosa de ocio educativo, donde el aprendizaje se mezcla con la diversión y el contacto humano.

Organizado por la Fundación Impulsa, a través de su programa de Cultura Sostenible y con la participación activa de la Biblioteca Solidaria, coordinada por David Martínez, este campamento se desarrolla en tres turnos de dos semanas cada uno. El primero ya finalizó, el segundo se encuentra justo en su ecuador y el tercero tendrá lugar del 21 de julio al 1 de agosto, ampliando además su horario de 9 a 14 horas.

De lunes a viernes, entre las 11 y las 13, los niños asisten a talleres tecnológicos, exploran los museos de la ciudad, y se integran en actividades intergeneracionales y sociales. «Buscamos que tengan un ocio instructivo que les permita conocer los recursos culturales y sociales de Cuenca», explica Teresa Martín, una de las monitoras del campamento. «Por ejemplo, hemos hecho un taller sobre astronomía en el Museo de las Ciencias, donde los niños han viajado simbólicamente por el sistema solar», añade.

Un verano de experienciasUn verano de experiencias - Foto: Reyes Martínez

Las actividades, sin embargo, no se limitan a lo que sucede dentro de los museos. A lo largo de estas semanas, los grupos han realizado talleres de robótica, han participado en dinámicas con personas mayores y con colectivos de personas migrantes o con capacidades diversas, y han desarrollado un punto de lectura. «Se trata de experiencias reales, sociales, que no solo entretienen, sino que educan en valores», afirma Javier Semprún, responsable de ambos museos.

Semprún resalta que este proyecto nació con vocación de servicio. «El campamento surgió como una forma de seguir ofreciendo recursos culturales durante el verano. Y ha funcionado muy bien, porque no es un simple pasatiempo: los niños viven experiencias transformadoras. Han conocido, por ejemplo, a refugiados que les han contado cómo llegaron a España en patera, o han convivido con mayores en residencias. Todo en un contexto lúdico, cercano y humano», detalla.

La parte tecnológica también está muy presente. Desde impresiones en 3D hasta la creación de chapas o la elaboración de dibujos que luego se convierten en objetos físicos, los participantes exploran la ciencia desde un enfoque aplicado. Daniel Sánchez, de 11 años, destaca precisamente eso. «Me está gustando mucho, sobre todo las actividades que hacemos, como los juegos, las chapas y lo del boli 3D. Espero que esta semana sea igual de divertida o más», asegura. Por su parte, María Redondo, reconoce que se lo está pasando «muy bien». De hecho, incide en que «lo que más me ha gustado ha sido hacer chapas». 

El éxito del campamento se refleja no solo en las palabras de los niños, sino también en la alta demanda. «La tercera tanda está prácticamente llena», señala Semprún, satisfecho con el resultado de una iniciativa que aúna pedagogía, creatividad y compromiso social. Uno de los aspectos más destacados del programa es su dimensión intergeneracional y comunitaria. «El contacto con otros colectivos genera una conciencia social muy importante», explica Teresa Martín. «No es solo astronomía o robótica, también es humanidad», subraya.

El campamento finalizará, como en la edición anterior, con una jornada especial en el Museo Paleontológico, donde los niños disfrutarán de actividades con agua y juegos de despedida. Aunque no se entrega un diploma formal, el verdadero reconocimiento está en la experiencia vivida. El responsable de los museos remarca que «igual que durante el curso ofrecemos actividades a los centros escolares, en verano abrimos esta línea para las familias. Lo importante es que los niños aprendan, se diviertan y convivan con otras realidades. Y eso lo estamos consiguiendo».