Francisco canoniza al Papa viajero y al Pontífice humilde

AGENCIAS
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El Santo Padre eleva hoy a los Altares a Juan Pablo II, tras adjudicarle dos milagros en un tiempo récord, y a Juan XXIII, el artífice principal de la celebración del Concilio Vaticano II

Papa Juan Pablo II - Foto: EUROPA PRESS

El Vaticano canoniza hoy a dos de los Papas más queridos y carismáticos de la Santa Sede: Juan Pablo II, el Pontífice viajero, y Juan XXIII, el discípulo humilde y sencillo. Se trata de la gran fiesta de la Iglesia, el misticismo de la fe, la providencia del Catolicismo.

La previsión de los responsables tanto eclesiásticos como civiles, del Vaticano y de la ciudad de Roma, respectivamente, es que se congreguen en la Plaza de San Pedro cientos de miles de personas, incluso se habla de millones.

La canonización de Juan Pablo II (1920-2005) culminó en un tiempo récord, mientras que en el caso de Juan XXIII (1881-1963) fue Francisco quien anunció, en julio del año pasado, que sería proclamado santo sin esperar a un segundo milagro, en una decisión inédita en la Iglesia. La cercanía y humildad de Angelo Giuseppe Roncalli le valió el sobrenombre del bueno.

Cuando ambos siervos de Dios sean canonizados, serán tres los Santos Padres que hayan alcanzado la Santidad en los últimos 100 años, con Pío X en 1954.

 Karol Wojtyla fue el Pontífice que vino de Europa del Este. El primer no italiano que se sentaba en la silla de San Pedro en 450 años y su carácter estuvo marcado por haber vivido dictaduras (la ocupación nazi y el estalinismo).

Su Papado fue uno de los más longevos de la Historia (26 años y cinco meses). Su carácter abierto y sus ansias viajeras le llevaron a visitar 127 países. El Obispo de Roma mediático, un gran devoto de la Virgen, fue víctima en 1981 de un atentado. El Parkinson que padecía marcó sus apariciones en los últimos tiempos.

Fuertes influencias. Por su parte, Juan XXIII aportó hace cinco décadas nuevos aires a la Iglesia y fue el artífice de la celebración del Concilio Vaticano II (1962-65), cuyas reformas supusieron un gran paso que persisten hasta el presente. Y ese ha sido el punto de conexión para Bergoglio.

Las «palabras, escritos, gestos y el estilo de servicio de Juan Pablo II» siguen inspirando a todos, «así como su sufrimiento vivido con esperanza heroica», destacó hace unos días el Papa Francisco. Y es que Juan Pablo II contribuyó a la caída del comunismo en el Este, visitó a fieles en todo el mundo y se mostró especialmente comprensivo con las personas más frágiles.

Cuando Juan Pablo II en su primer viaje de peregrino se desplazó hasta su patria polaca en 1979, pidió que bajase el Espíritu Santo, y muchos ciudadanos entendieron aquellas palabras como un llamamiento al cambio. Un año después, hacían huelga los trabajadores del astillero de Danzig.

Con apenas 38 años, pasó a ser obispo sufragáneo en Cracovia, en 1964 fue nombrado arzobispo y en 1967, cardenal.