El sector del juego en nuestro país viene experimentando en los últimos años una evolución transformadora, en gran parte por la introducción de las nuevas tecnologías y las apuestas online, que está permitiendo que se encuentre en pleno auge.
Eso sí, no ocurre lo mismo con las tradicionales tragaperras, que durante décadas han formado parte del mobiliario básico de cualquier bar, y que, en los últimos años, están perdiendo presencia, al menos, en la hostelería de la capital conquense, aunque en el resto de la provincia no solo se mantenga, sino que, incluso, se haya disparado.
De hecho, las últimas cifras oficiales de la Consejería de Hacienda, Administraciones Públicas y Transformación Digital del Gobierno castellanomanchego, a las que ha tenido acceso La Tribuna, así lo confirman.
- Foto: Elaboración propiaY es que indican que la provincia ha cerrado el ejercicio 2024 con un total de 788 máquinas de juego activas en bares, casi un 3% más que hace un año y un 11% por encima de la prepandemia, cuando en 2019 se contabilizaban 710. No en vano, en los últimos seis años no han dejado de crecer a nivel provincial, hasta el punto de haber alcanzado en 2024 la cifra más alta en este periodo.
Sin embargo, esta evolución al alza no es generalizada en todo el territorio conquense, hasta el punto de que la capital está registrando una tendencia totalmente opuesta al resto de la provincia. De tal manera que mientras en los bares de la capital están 'desapareciendo' de manera notable, en los de la provincia han registrado un tirón inusual.
En concreto, en la hostelería de la capital, a 31 de diciembre de 2024, había activas un total de 217 'tragaperras', poco más de la quinta parte del total provincial, mientras que hace seis años, en prepandemia, contaba con 316 más, es decir, 533, que equivalían a tres cuartas partes de las existentes en todo el territorio conquense; es decir, se ha pasado de contar con el 75% de las tragaperras de la provincia a tan solo el 27,5%.

No en vano, en los últimos seis años no han dejado de descender año tras año, hasta el punto de desplomarse en un 60%, según las cifras oficiales del Gobierno regional.
Nada que ver con lo registrado en el resto de bares de la provincia, puesto que han cerrado el año con 571 máquinas de juego instaladas, un centenar más que en 2023, lo que equivale a un crecimiento interanual del 30,6%. Incremento que se amplía más aún si se echa la vista atrás, puesto que esta cifra triplica las 177 existentes en prepandemia, en 2019, que representaban el 24,9% del total y que ahora suponen el 72,5%.
Valoraciones. El sector hostelero conquense achaca este curioso fenómeno a la entrada en juego de las salas de apuestas, que hasta hace unos años se contaban con los dedos de la mano y, ahora, las cosas han cambiado, y mucho.
Así, el secretario de la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo, Diego López, señala a La Tribuna que «la llegada de los salones de apuestas a la capital ha hecho que las tragaperras desaparezcan progresivamente de los bares; algo que precisamente no ha ocurrido en el resto de la provincia, donde este tipo de locales no proliferan, lo que ha hecho que la hostelería sea el lugar elegido».
A esto se suma, a su juicio, el hecho de que estas máquinas no aportan importantes beneficios al hostelero, al igual que ocurre con las expendedoras de tabaco, de ahí que progresivamente se esté optando por retirarlas.
El delegado provincial de Hacienda, Ramón Pérez Tornero, por su parte, pone el acento en que hay que tener mucho cuidado con la adicción, sobre todo entre los menores, de ahí que no hayan dejado de pedir a los hosteleros que controlen su acceso a estas máquinas, aunque subraye que en la provincia no se han registrado problemas con menores en el juego.
Algo a lo que, según afirma, «se está controlando bastante por parte del Gobierno regional en colaboración con la Policía Nacional».