El auge de la construcción demanda más arquitectos técnicos

Miguel A. Ramón
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El Grado en Ingeniería de Edificación de la Escuela Politécnica de Cuenca no solo disfruta del pleno empleo de sus titulados, sino que incluso no llega a cubrir todas las ofertas de las empresas del sector

Basta con darse una vuelta por la ciudad para comprobar que la reactivación del sector de la construcción es un hecho. - Foto: Reyes Martínez

Hablar del Grado en Ingeniería de Edificación (Arquitectura Técnica) de la Escuela Politécnica de Cuenca es hablar hoy en día de pleno empleo. Y es que frente al descenso de los titulados en este grado en los últimos años con la crisis del ladrillo, la actual reactivación de la construcción, tras la pandemia, ha dado un vuelco total a la situación, que se ha traducido, entre otras cuestiones, en un incremento desmesurado de la demanda de ingenieros de edificación, profesionalmente conocidos como arquitectos técnicos. 

Algo que posibilita que estos titulados dispongan en estos momentos no solo de un elevadísimo grado de inserción laboral, sino que incluso son insuficientes para cubrir todas las ofertas de empleo de las empresas del sector. Extremo éste que confirma a La Tribuna  la subdirectora del Grado en Ingeniería de Edificación de la Escuela Politécnica de Cuenca, María Segarra, quien explica que «han sido muchos los años en los que el sector de la construcción ha visto frenado su crecimiento, lo que ha llevado consigo que en las titulaciones relacionadas hubiera muy poca demanda de nuevos alumnos». 

Desconocimiento. Escenario que, tal y como detalla, ha derivado en que «durante años no se hayan tenido estos estudios como una  opción y, en consecuencia, hoy en día, muchos alumnos no solo desconocen que estas titulaciones existen, sino que, además, no saben a lo que profesionalmente nos dedicamos».

María Segarra, subdirectora del Grado en Ingeniería de Edificación de la Politécnica de Cuenca.María Segarra, subdirectora del Grado en Ingeniería de Edificación de la Politécnica de Cuenca. - Foto: Miguel A. Ramón

Y eso que, según subraya, se trata de «un profesional con una gran versatilidad, imprescindible en todo el ciclo de vida de la construcción, desde el inicio del proyecto, pasando por la ejecución y mantenimiento del edificio, incluida la rehabilitación e intervención en el patrimonio, hasta la fase final de la demolición».

Para Segarra, este desconocimiento del grado y de la profesión ha hecho que, pese a que las escuelas han reducido en los últimos años su oferta de plazas en un intento de adaptarse a la realidad del sector,  no se estén cubriendo cada año más de un tercio de las nuevas plazas ofertadas.

Algo que, a su juicio, contrasta, y mucho, con las grandes posibilidades de inserción laboral que tienen estos estudios, donde el pleno empleo está al orden del día. 
De hecho, «desde hace un tiempo nos llegan más ofertas de empleo de empresas de la construcción demandando arquitectos técnicos o ingenieros de edificación que titulados salen de la Escuela Politécnica de Cuenca». 

Es por ello que no duda en instar a los estudiantes a que incluyan entre sus opciones de futuro el Grado en Ingeniería de Edificación porque el trabajo está más que asegurado, a tenor del repunte de la actividad registrado por la construcción ante la demanda social de vivienda, la situación del parque inmobiliario y las necesidades relacionadas con la eficiencia energética.

Una formación adaptada al sector. Un perfil profesional éste que, en palabras de Segarra, ha sufrido un cambio radical en diez años, lo que ha hecho que «la Escuela conquense se haya adaptado a las nuevas demandas profesionales, como  la sostenibilidad, la construcción 4.0 o fomentando la industrialización de procesos constructivos y la incorporación de tecnologías emergentes, sin olvidar la adaptación del contenido de las asignaturas a las nuevas metodologías de trabajo, como el Building Information Modeling (BIM), al que tiende el sector».

Desde la Escuela Politécnica de Cuenca, según Segarra, se ha apostado por una revisión de su formación en un claro afán por adaptarla a la realidad y vanguardia de la profesión, donde las nuevas tecnologías tienen mucho que decir.

A ello se suma, en su opinión, sus magníficos espacios con laboratorios de materiales, instalaciones, física o geología, entre otros, dotados de todo el equipamiento necesario para acercar la práctica al alumno, sin olvidar, el Instituto de Tecnología, Construcción y Telecomunicaciones.

El hecho de que sea una escuela pequeña permite, además, una ratio profesor-alumno muy baja y, por lo tanto, una dedicación más personalizada de los docentes, lo que, sin duda se traduce en un alto nivel académico, con excelentes resultados en competiciones internacionales de BIM y sostenibilidad.