"Los datos son escalofriantes y la situación muy alarmante y complicada". La secretaria general de Cáritas Diocesana de Cuenca, Mari Paz Ramírez recurre a estos términos para hablar de cómo se encuentra en la actualidad el Centro de Alojamiento Urgente de Cuenca, popularmente conocido como Albergue de Transeúntes, un recurso municipal que gestiona Cáritas con la financiación del Ayuntamiento de Cuenca y el Gobierno de Castilla-La Mancha.

Y no es para menos, a tenor de las cifras que arroja este recurso asistencial de personas en situación de calle o sin hogar, que «se ha quedado muy muy pequeño para la demanda existente», tal y como subraya Ramírez, quien recuerda que «no deja de ser de ámbito provincial y con las realidades actuales es un recurso que con diez plazas no podemos dar respuesta a todas las personas sin hogar». 

Una situación que, según recalca, «no es novedosa puesto que desde 2022 se está notando un considerable  incremento de personas en situación de calle», aunque reconoce que «sí se está agravando en los últimos meses, en lo que llevamos de año, sobre todo por una nueva realidad, que cada vez es más latente, como es la llegada de personas refugiadas o solicitantes de asilo». 

Alarmante incremento de personas por primera vez sin hogar - Foto: Elaboración propia

De hecho, Ramírez señala que «están llegando muchas personas y familias con menores solicitantes de asilo al no dar respuesta el Programa de Protección Internacional a la totalidad de las solicitudes, lo que está dejando a estas personas en la calle, que al final tocan la puerta del Albergue y si hay una plaza, se ocupa, pero cuando hay menores por medio éste no es el recurso adecuado, de ahí que Cáritas les esté apoyando con el pago de hostales y pensiones, así como con los centros asistenciales».

No en vano, tal es la preocupante situación que, en palabras de Ramírez, «el 39 por ciento de las personas que pasaron en agosto por el Centro de Alojamiento Urgente se encontraban por primera vez en situación de calle, algunos de ellos conquenses».

De ahí que desde Cáritas Diocesana de Cuenca se pregunten qué está pasando en la sociedad para que durante agosto, un mes que normalmente hay más trabajo, aunque sea temporal, haya personas que se quedan en la calle por  primera vez».

Eso sí, recuerda al respecto que «sí  que es fácil caer en esta situación, pero luego resulta un poco complicado salir de ella, ya que eres una persona muy vulnerable y si estás en esta situación es porque no tienes una red de apoyo».

Nuevo perfil. Personas vulnerables entre las que se encuentran conquenses, que «están muy deterioradas y en la calle», según destaca Ramírez, quien, en este sentido, habla de un cambio notorio del perfil de este colectivo, que hasta ahora se reducía a hombres de más de 45 años.

Si bien las actuales personas sin  hogar, no solo en Cuenca sino en el conjunto de la región y del país, están cambiando hasta el punto de que «cada vez baja más su edad y las mujeres están empezando a despuntar». 

Aumento del número de mujeres en esta situación que, a juicio de la secretaria general de Cáritas, responde al mayor número de refugiadas, especialmente procedentes de países latinoamericanos como Colombia, Perú y Venezuela.

El perfil de los usuarios se completa con el hecho de que en muchos casos padecen una patología dual, es decir, con problemas de salud mental y conductas adictivas.

Algo que, en su opinión, hace necesario que este tipo de personas sean atendidas en un recurso específico y trabajar con ellas de manera especializada, no desde un centro de alojamiento.

Reivindicaciones. Cáritas de Cuenca tiene dos grandes reivindicaciones para las administraciones públicas en relación al Centro de Alojamiento Urgente y que pasan por duplicar su actuales diez plazas hasta la veintena y poner en marcha un centro de día con el que atender las necesidades básicas de todas las personas en situación de calle.

Y es que, a juicio de su secretaria general, la demanda supera con creces la capacidad de atención de este centro y las diez plazas se quedan muy cortas.

De hecho, el fin de semana anterior al puente del Pilar siete personas se quedaron en la calle al estar el centro completo, aunque, eso sí, "no se les dejó a su suerte, sino que se les dio un kit básico, con comida, café y una manta.

De ahí que sea necesario, al menos, duplicar su capacidad y paralelamente abrir un centro de día con el que poder ofrecer una comida caliente y un lugar donde ducharse y lavar su ropa, aunque no puedan quedarse en el albergue.