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«La risa y la comida tienen que ir muy de la mano»

José Luis Enríquez
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El humorista, imitador y presentador de televisión Carlos Latre califica de «honor» la designación de embajador de Feracam y anima a todo el mundo «a ser embajadores de nuestros productos y tierras».

«La risa y la comida tienen que ir muy de la mano» - Foto: Producciones Ertal

Carlos Latre es conocido como el hombre de las mil caras por su extraordinaria capacidad para imitar. Mediante el humor siempre trata de dar los toques de alegría necesarios a todo lo que hace. El cómico, imitador y presentador de televisión incluye también entre sus credenciales la de embajador de Feracam. 

¿Qué significa para usted ser embajador de Feracam? 

Para mí es un honor, es un orgullo. Soy una persona tremendamente ligada al mundo de la gastronomía, al mundo del vino, a todo lo que representa y todo lo que significa. Creo que es maravilloso que cada vez más nos lo creamos, divulguemos y participemos en actos como esta maravillosa feria, que lo que hace es hablar de nuestras lindezas, de nuestras tierras y productos. Es un orgullo poder ser embajador de Feracam.

¿Cómo surgió esta posibilidad?

Desde Feracam, que sabían de mi afición y amor por la gastronomía y por el vino, me dijeron: 'Oye, nos encantaría que fueras embajador'. La verdad es que estoy honrado y contento. 

Acudirá a la inauguración en Tarancón y dejará su sello como maestro de ceremonias. ¿Qué van a presenciar los asistentes?

Tengo la oportunidad de estar en la inauguración como maestro de ceremonias, un poco como imagen. Los asistentes verán lo que siempre me gusta hacer, que es poner toques de humor, toques de personajes, mucha personalización y que gire en torno a Feracam .

¿La gastronomía hay que vivirla con humor y cariño?

La gastronomía hay que vivirla con cariño. La gastronomía une, es cultura, nos enseña, nos habla de la tierra, del pasado, del presente, del futuro. Nos habla de tantas cosas... Y el humor, ya no en la gastronomía, hay que vivirlo en la vida. Como decía Chaplin, un día sin reír es un día perdido, ¿no? La risa y la comida tienen que ir muy de la mano.

Es muy conocido por sus imitaciones, pero los productos de esta tierra son inimitables... ¿No le parece? 

Sí, son absolutamente inimitables y eso es un valor que tenemos que poner encima de la mesa, nunca mejor dicho. España es una tierra en la que cada 50 kilómetros hay una orografía diferente, una gastronomía diferente, unos productos diferentes. Eso nos tiene que enorgullecer y tenemos que ser todos embajadores de nuestros productos y tierras.

Si tuviera que elegir algún producto de la tierra para llevar a su mesa, ¿cuál elegiría?
Los productos que nos hacen únicos y que son únicos en el mundo. Creo que el vino de La Mancha es absolutamente maravilloso, el aceite es inigualable... Y luego tenemos productos típicos, como el cordero que es tan nuestro, o el queso. Yo soy un gran defensor del queso. El queso que tenemos creo que es algo que único el mundo y tenemos que estar muy orgullosos de ello.

La campaña de promoción turística lleva el lema 'Para en Castilla-La Mancha'. Feracam también es un buen motivo para parar...

Hay que parar, efectivamente. Feracam es un buen motivo para parar, para volver a Castilla-La Mancha, que nunca falta en mis giras, en mis tours, en entrevistas y, sobre todo, gastronómicamente hablando, para degustar todos los productos. Feracam es la mejor de las ocasiones y el mejor de los motivos.

¿A cuántos personajes ha imitado? ¿Hay alguno que se le resista?

He imitado a más de 600 personajes. Siempre he dicho en entrevistas que hay personajes que se me resisten por mi tesitura. Las mujeres se me suelen dar peor, pero todo el mundo tiene una forma de caminar o de andar y si no se puede imitar, se puede parodiar.

¿Nunca ha tenido problemas con algún imitado?
También lo he comentado. No he tenido problemas porque la verdad es que siempre intento sacar humor con buen rollo y, además, muchas veces la actualidad te viene dada. Al final, es todo lo que pasa con nuestros políticos, en nuestro día a día. Creo que casi me dan el guion hecho. 

¿Le han imitado alguna vez?

No me han imitado mucho. Alguna vez en algún programa al que he ido de invitado o compañeros de trabajo. Por ejemplo, las maquilladoras de algún programa en el que he estado nos imitaban y era maravilloso. Me encanta verme porque muchas veces no eres consciente de gestos, de cosas que haces. Me encanta que me las enseñen. 

Ya no forma parte del jurado de Tu cara me suena y arranca una etapa en Got Talent. ¿Cómo lo afronta?

Afronto esta nueva etapa como jurado de Got Talent con mucha ilusión. Hay que recordar que es un formato internacional, que se ve en todo el mundo y que está absolutamente consagrado. Me va a permitir mostrar también mis dotes como jurado no solo de imitación, sino de multidisciplinar. Tuve la oportunidad de ser jurado en Los Ángeles, en la CBS junto a James Corden en un programa de estas características, y la verdad es que es espectacular poder formar parte de un superformato mundial como Got Talent. 

¿Hacer humor en estos tiempos se ha vuelto más complicado que nunca?

Creo que se ha vuelto más necesario hacer humor, se ha vuelto más necesario. Complicado, sí, pero bueno, yo creo que siempre ha sido complicado. El mundo del humor, al final, desde los bufones en las Cortes y en las parodias que se hacían en Roma y en Grecia, ha estado presente en la sociedad. Tiene un punto de sátira, un punto de crítica que es necesario. Cons que la salud de un país tiene que ver mucho con el humor que se permite y España es un país que permite el humor, pero tenemos que crecer. Tenemos que hacer más humor, reírnos más de todo porque se puede hacer humor de todo.

¿Un programa como Crónicas Marcianas tendría hoy cabida en las televisiones en abierto?
Lo he comentado alguna vez. Un programa como Crónicas Marcianas no tendría cabida en una sociedad como la de hoy, con redes sociales, con tanto impacto social de lo que se dice, de lo que se comenta, con tanto haterismo. Creo que nos falta un poquito de la libertad que teníamos televisivamente hablando, y también socialmente hablando, ¿por qué no decirlo? En aquel momento vivimos los tiempos, probablemente, más libres de la historia, pero ahora también hay más hater, más bandos y más radicalización de las ideas, y eso es un poco peligroso.