La paulatina recuperación del turismo en la provincia de Cuenca, tras la pandemia, parece reflejarse en una evolución al alza de la oferta de alojamientos, al menos en lo que a viviendas turísticas se refiere.

Y es que los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes al mes de febrero cifran en 749 el número de establecimientos de este tipo en la provincia, 47 más que hace tan solo seis meses (+ 6,7%), 103 más que hace un año (+15,9%) y 149 más que hace dos, lo que supone un considerable incremento del 24,9 por ciento desde 2021. 

Una tendencia al alza que ha llevado consigo, como es de esperar, un crecimiento proporcional de la oferta de plazas en este tipo de alojamientos turísticos. No en vano, las 749 viviendas turísticas conquenses, que se anuncian en plataformas digitales, cuentan con un total de 4.440 plazas, 477 más que hace un año y 804 más que hace dos; es decir, se ha producido un crecimiento del 12 y el 22,1 por ciento, respectivamente. 

- Foto: Elaboración propia.

Distribución. La mayor concentración de este tipo de alojamientos turísticos se registra, como es lógico, en la capital conquense, donde el INE tiene contabilizados 294 con 1.420 plazas ofertadas, que representan casi el 40 por ciento del total provincial.

Un número de viviendas turísticas que se ha visto incrementado en la ciudad en el último año en un 13,07 por ciento y en  los dos últimos ejercicios, en un 20 por ciento, al pasar de las 245 de febrero de 2021 a las actuales 294.

Estos alojamientos se distribuyen en la provincia entre 113 municipios, si bien once de ellos –incluida la capital– aglutinan el 64,5% del total; en concreto, 483 establecimientos. Tras la capital, se sitúa Villalba de la Sierra, con 37; Mota del Cuervo, con 29; Arcas, con 24; Beteta, con 17; Las Valeras, con 15; Tragacete, Las Majadas y Enguídanos, con 14; Palomera, con 13; y Belmonte, con 12.

Las viviendas turísticas en la capital se elevan a 294, el 39,2% del total provincial. - Foto: Miguel A. Ramón

Este tipo de alojamientos representan en la actualidad el 0,48 por ciento del total de viviendas de la provincia, un porcentaje que un año atrás era del 0,41, al igual que hace dos. Evolución totalmente distinta a la experimentada por la capacidad media de estos establecimientos, que ha pasado de las 6,06 plazas de febrero de 2021 y de las 6,13 de febrero de 2022 a las actuales 5,93.

Además, Cuenca se sitúa como la tercera provincia de Castilla-La Mancha con más viviendas turísticas, superada por Toledo, con 1.216, y Albacete, con 808, mientras que Ciudad Real, con 629, y Guadalajara, con 489, se quedan por debajo.

Indicar, asimismo, que el mayor incremento interanual de la comunindad autónoma se da en la provincia de Albacete, con un 23,7%, seguida de Ciudad Real, con un 16,7%; Toledo, con un 16,4%; Cuenca, con un 15,9%; y Guadalajara, con un 4,3%. Porcentajes, la mayoría, bastante por encima del 6,7% a nivel nacional.

Reacción del sector. La Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo de Cuenca (APHT), a través de su presidente, José Manuel Abascal, prefiere no valorar estos datos, aunque sí pone de manifiesto la necesidad del sector de que las administraciones competentes lleven a cabo un control y regulación de las viviendas turísticas para «ajustar su número a la demanda real del destino»; es decir, «una oferta acorde a la demanda», apunta.

Y es que consideran que hay que regular la cantidad de este tipo de alojamientos para que no afecte al resto de negocios; una regulación mediante porcentajes en función de la demanda turística del destino. Demanda ésta que, según recalca, no es exclusiva de la APHT, sino que es extensible al resto de agrupaciones del país

Otra cuestión a tener en cuenta, a juicio de la APHT, es el hecho de que este tipo de alojamientos turísticos, por sus especiales características, deberían disponer de un acceso exclusivo y distintos al del resto de vecinos del edificio donde estén ubicados. Algo que, tal y como precisa, está ocurriendo en algunos puntos del Casco Antiguo.

El sector dice ponerse en el pellejo de esos vecinos que tienen que compartir edificio con apartamentos turísticos o viviendas de uso turístico, con "las consiguientes molestias por el constante trasiego de personas y maletas o los problemas de ruido, ya que esos clientes vienen a pasárselo bien y no caen en la cuenta de que están molestando a los vecinos", finaliza Abascal.