Manos de Santo

Manu Reina
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Cristalería Cervera trabaja el vidrio de manera artesanal con las técnicas de fundido y emplomado para nutrir a cofradías y hermandades de vidrieras, faroles, placas o trofeos.

Manos de Santo

Tiene unas manos de Santo. Es capaz de dar forma a todas esas ideas que recorren su mente. Lo hace a la perfección y no te tiembla el pulso. Podría parecer sencilla su faena, pero no lo es. De hecho, tan solo muy pocos son capaces de dar sentido al vidrio. Hacerlo con arte es todavía más complicado. Así es el artesano Juan Manuel Cervera, que regenta junto a sus dos hermanos en la capital la Cristalería Cervera, una empresa familiar con casi medio siglo de actividad. 

El resultado es tan extraordinario, que esta empresa se ha convertido en la primera opción para hermandades y cofradías, que siempre recurren a ella para encargar placas, trofeos, vidrieras, ventanas decorativas o faroles, entre un largo etcétera, además de reparar todo tipo de artículos de cristal.

En concreto, Juan Manuel trabaja «dos técnicas, especialmente», como es el vidrio emplomado y también fundido. La primera consiste en la composición de cristales de diferentes colores y texturas, siguiendo los patrones de un diseño previo. Este manual «no ha cambiado nada y es como si nos remontáramos a la Edad Media». 

El segundo método es calentar el material en cuestión a altas temperaturas en un horno hasta que se vuelve fluido y maleable. Una vez en este estado, el vidrio fundido se puede manipular y dar forma de diversas maneras, como verterlo en moldes, soplarlo o trabajar con él en estado líquido sobre una superficie plana. Juan Manuel Cervera explica que «siempre he trabajado con estas técnicas porque considero que es la mejor forma de hacerlo y el resultado que obtenemos es el deseado».

Juan Manuel es un amante de la pintura y tiene un talento innato como para dibujar sus propios bocetos. Toma papel y lápiz para marcar la hoja de ruta antes de ponerse a dar sentido a un puñado de trocitos de vidrio. «Me gusta dibujar y hacer mis propios bocetos con minucioso detalle», destaca.

Hace, además, todo el proceso en la elaboración de una vidriera nazarena. El primero paso es «acudir a medir el sitio donde se va a colocar» y a partir de ahí se pone a anotar «las dimensiones y la altura». También tiene en cuenta su «posible colocación y las características que rodea a la vidriera». Una vez sabe a ciencia cierta el escenario, es el turno de «elaborar un boceto o primera aproximación para definir los colores del cristal y las tonalidades». El siguiente paso es repetir el proceso de fabricación que tantas veces ha llevado a cabo. Incluso, él mismo pinta los trocitos de cristal una vez ha armado la pieza entera. El último paso es «ir yo mismo a colocarla».

Este artesano ejerce para encargos de la capital y provincia. En un recuento rápido, Juan Manuel explica que las últimas acciones se han centrado en la Ermita del Santísimo Cristo de la Salud de Minglanilla, la Ermita de Santa Lucía de Bólliga o la Ermita de San Roque de Olivares del Júcar. En cuanto a la ciudad, sus esfuerzos han estado enfocados en un farol para el Amarrado, una serie de placas que el Descendimiento entrega todos los años a sus hermanos o una de éstas para un concurso de fotografía de la Soledad del Puente.