El pasado sábado, 19 de abril, el Monasterio de Uclés volvió a convertirse en epicentro de una experiencia sensorial y espiritual con la cuarta edición de Lux in Tenebris, consolidado ya como uno de los festivales culturales más singulares y conmovedores de la Semana Santa en Castilla-La Mancha. Alrededor de doscientos asistentes pudieron disfrutar y vivir la Semana Santa de una manera única.
Más que un evento musical, Lux in Tenebris fue una noche de tránsito interior y belleza sobria. Un ritual contemporáneo donde la espiritualidad, la música y el patrimonio se fundieron en una propuesta única.
Bajo la dirección artística de David Pérez y el equipo de LaLAB, y con el respaldo imprescindible de la Fundación Fernando Núñez, el Monasterio se transformó en un instrumento sonoro y emocional. La piedra milenaria no fue mero contenedor: respiró, vibró y cantó.
El Monasterio de Uclés volvió a brillar con 'Lux in Tenebris' - Foto: MDUUn recorrido sonoro. La programación fue concebida como un viaje desde las tinieblas hacia la luz. Abrió con el canto ancestral del Ensemble Organum, continuó con la voz luminosa del contratenor José Hernández Pastor, y se sumergió en la espiritualidad electrónica de Irene Ivankovà, Heinali y Andriana-Yaroslava Saienko. El broche final fue una pieza inmersiva en la sacristía, que dejó al público en un estado suspendido entre el asombro y el recogimiento.
Ágape Fraternitatis. Uno de los momentos más significativos de la noche fue el Ágape Fraternitatis, una cena ritual compartida por los asistentes en silencio, comiendo con las manos como en los primeros tiempos de la Iglesia. Un gesto simple y cargado de sentido, que devolvió al acto de comer su dimensión comunitaria, simbólica y sagrada.
Lux in Tenebris es ya una cita ineludible con la emoción y la belleza compartida. Mientras las luces se apagan, ya comienza a gestarse el siguiente encuentro en el Monasterio de Uclés.