La inversión extranjera directa ha sido un factor clave en la modernización y crecimiento de la economía española, contribuyendo a su internacionalización, competitividad y creación de empleo de calidad. España ha pasado de ser un país cerrado con escasa presencia de capital foráneo a posicionarse como un destino atractivo y prioritario con mucho gancho para empresarios de todo el mundo.
La evolución de este indicador pone de relieve que, pese a los buenos datos de las últimas décadas, España ha perdido atractivo en los años precedentes en una materia tan estratégica ante las incertidumbres, el alza de los costes y unos impuestos cada vez mayores. De hecho, la inversión extranjera directa alcanzó 28.215 millones de euros en 2023, lo que representó una disminución del 18,5% con respecto a 2022, pero se mantuvo dentro del promedio de los últimos cinco años (29.002 millones), según los datos recogidos en un análisis elaborado por la OBS Business School.
En concreto, la OCDE continúa como principal origen de este fenómeno con casi un 94,6% del total, mientras que los países que realizan una mayor inversión en España son Estados Unidos, con 8.146 millones de euros (28,9%); el Reino Unido, con 3.693 millones (13,1%); y Alemania, con otros 3.000 (10,6%).
Por su parte, las fusiones y adquisiciones representaron 12.000 millones de euros, manteniéndose en línea con la media de los últimos cinco años, lo que refleja una integración fluida del capital extranjero en la economía española.
En cuanto a los sectores que más recibieron, el de servicios se posicionó en primer lugar, con un 54,3% del total, y dentro de esta actividad, lo más atractivo fue el comercio al por mayor, las telecomunicaciones debido a la expansión de redes de fibra óptica y tecnologías 5G, y la energía eléctrica con el impulso hacia energías renovables.
Madrid sigue siendo el epicentro de esta realidad en España, ya que acumula el 54% del total del país (15.323 millones de euros), pero ha sufrido una disminución en comparación con la media de los últimos cinco años, cuando representaba el 62,8%.
En segundo lugar está Cataluña, que ha registrado una expansión del 18% con respecto al año anterior. Por detrás la Comunidad Valenciana, que ha experimentado un fuerte incremento del 63,6% respecto a 2022; gracias a ello ha superado al País Vasco, que había ocupado el tercer puesto en los últimos años y que ha atraído 1.556 millones de euros.
La inversión extranjera directa representa un componente esencial del comercio y la globalización. Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), y tal y como recoge el OBS Business School, el flujo de capitales extranjeros a nivel global ha superado los 1,3 billones de dólares en los últimos años, con un impacto significativo tanto en las economías emergentes y desarrolladas de todo el planeta.
Regiones como Europa, Asia y América Latina han sido destinos clave, pero se estima que en 2024 ha habido una reducción del 8%, lo que refleja incertidumbre en la economía mundial debido a factores como la inflación, el aumento de tipos de interés, los conflictos geopolíticos y la alta fiscalidad.
A pesar de ello, las inversiones en digitalización, IA y energías limpias se perfilan como motores clave de crecimiento para el futuro.
Motor económico
La importancia del capital foráneo es vital ya que potencia el crecimiento de todo el tejido productivo que es el protagonista del liderazgo de crecimiento del PIB de España. Actualmente, representa aproximadamente el 10% del total de la eurozona, según señala Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics. Es decir, desde el cuarto puesto de partida, detrás de Alemania (29%), Francia (19%) e Italia (14,5%), la economía nacional lleva tres años liderando el crecimiento frente a sus socios, especialmente en los últimos dos ejercicios, aunque la llegada de dinero del exterior va en descenso.