José Luis Arturo Pomar: «Pinto la luz y la luz está en la calle»

Manuel Pérez
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Pomar es uno de los pintores más populares de Cuenca, pero no busquen sus obras en las galerías o en los museos, porque su arte está en la calle.

José Luis Arturo Pomar, pintor. - Foto: Reyes Martínez

José Luis Arturo Pomar Pérez es uno de los pintores más populares de Cuenca, pero no busquen sus obras en las galerías o en los museos, porque su arte está en la calle para el disfrute de los transeúntes y a la mano de cualquiera que lo quiera adquirir por un puñado de euros. 
¿Cuánto tiempo lleva usted pintando?
Ya de pequeño hacía garabatos. Rectas curvas, curvas rectas,  ...  como decía Antonio Flores. 
¿En qué encuentra motivos para la inspiración?
En la luz de Cuenca.
¿Pinta sólo paisajes?
Pinto lo que puedo y lo que me encargan. Y si no tengo el color que necesito para pintar un coche rojo, pues lo pinto de verde esmeralda y ya está.
¿De dónde se abastece de los materiales que necesita para pintar sus cuadros?
Pinto en cualquier parte. Ahora mismo lo estoy haciendo sobre un trozo de madera. Hay que reciclar. Me han dicho que pinte el macetero de la Plaza Mayor, y lo mismo lo hago cuando termine éste cuadro. Las pinturas me las manda un amigo mío que ahora está en Italia.
¿Ha tenido problemas alguna vez con las fuerzas del orden por pintar en la calle?
No. Yo pinto la luz y la luz está en la calle.
¿Le molesta que lo llamen Kandinsky o para usted es un halago?
No, para mí es un honor. Kandinsky era un maestro. 
¿De dónde surge ese sobrenombre o apodo?
Exactamente no se quién me lo puso. El hecho es que surgió a raíz de una exposición del artista del caballo azul en el Museo de Arte Abstracto. Fui con un amigo a verla después de pasar la noche en una rave en el Júcar y quedé maravillado, y al día siguiente volví sólo. Alguien me vio entrar al museo las dos veces y me puso Kandinsky. 
¿Qué le dicen los turistas cuando ven sus cuadros?
Se quedan flipados. Se quedan mudos. No entienden mi arte. Los únicos que entienden mi arte son los conquenses.
¿Cuál es la obra más cara que ha vendido a lo largo de su vida?
Una vez, en Santiago de Compostela, vendí un cuadro por 700 pavos. Me lo gasté rápido. Luego pinté un mural por el que me dieron mil quinientos. Ahora me dan un poco de pan o de vino.
¿Ha viajado alguna vez con su arte fuera de Cuenca?
Ya no hago viajes largos, pero los he hecho. He estado en todo el mundo, hasta en Corea, con mi obra. Era una forma de vivir y conocer otros países.