Miguel Romero

Miguel Romero


La Puerta de Valencia y el Jueves Lardero, simbiosis tradicional

14/02/2024

La carne y los embutidos suelen ser los protagonistas de esta jornada tradicional, aunque en lugares como Aragón, lo encabece la longaniza. Pero Cuenca suele ser deferente en muchas cosas. La provincia es más tradicional, sobre todo ajustada al motivo que representa el Jueves Lardero. Todo tiene un origen basado en la Semana Santa o Semana de Pasión. Cada año varía su celebración y, por tanto, cambian los dígitos y no los días de semana. El Miércoles de Ceniza será como es obvio siempre miércoles y oscilará en función de esa Cuaresma o cuarenta días antes de la celebración religiosa. Cuaresma o cuarenta días sin comer carne, siguiendo la abstinencia y ayuno que la religión católica define.

Y por tanto, el Jueves Lardero será el jueves anterior al miércoles de ceniza y marca los inicios del llamado Carnaval, fiesta de la carne o del jolgorio ante lo que se avecina. Disfraces, comilonas, bailes, lujuria y desenfreno, sinónimo del Carnaval que en países como Latinoamérica, ciudades como Venecia o regiones como La Mancha tienen fuerte celebración en su calendario festivo. Ese Jueves Lardero (lardear, marchar al campo, salir, etc.) o lo que la RAE nos dice como Lardero: grasoso, mantecoso, copioso; que nos lleva al significado de abundancia en la mesa.

Pero Cuenca lo convierte en ese día de celebración entre amigos, paisanos o compañeros, acercándose a un lugar, bar, mesón o restaurante, para celebrarlo con unas buenas gachas, plato excelente de tiempo invernal, lleno de valores gastronómicos y aunque sencillo en su elaboración, es jugoso y reúne lo saludable y lo culinario. A su lado, tocinillo, panceta e hígado, como aderezo, mientas la guindilla, la vinagreta en cebolla, pepinillo o aceituna complementa un día de buen comer. La Puerta de Valencia es rincón especial, con sus típicos lugares, como el restaurante Las Hoces especialmente donde nos juntamos los amigos de siempre, o el Palacios, o el Darling reagruparon a quienes fuimos capaces de divertir nuestro estómago y nuestro intelecto, sin más, que comer, reír, chistear y disfrutar del día de Jueves Lardero.