Un líder motivacional

Manu Reina
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Juan Contreras es el mánager de ingeniería de una empresa tecnológica y teletrabaja cada día desde Cuenca para facilitar, ayudar y mejorar el bienestar laboral de todos su empleados

Un líder motivacional - Foto: Manu Reina

El éxito de una empresa pasa en gran parte por primar y velar por la motivación de sus propios trabajadores. Si no es así, apaga y vámonos. Y es que todo empleado tiene que sentir esas ganas de acudir a su puesto de trabajo, ver que tiene opciones de poder promocionar en el organigrama de la empresa o estar en disposición de seguir formándose para ser aún mejor en su ejercicio diario. Para que así sea, muchas empresas están incorporando la figura de un jefe que sea capaz de transmitir esos valores y motivaciones. Es el caso del conquense Juan Contreras, que se encarga de facilitar, ayudar y cuidar el bienestar de sus trabajadores en una compañía internacional de tecnología.

Juan explica que su función es «ayudar a mis trabajadores con cualquier problema que se les presente, incentivarles con promocionar en la empresa, buscarles un cambio de puesto si no se sienten cómodos, tramitar la documentación que necesiten u ofrecerles formación complementaria que me piden o que yo les proporciono directamente». Este joven, licenciado en Ingeniería  Informática, lleva a cabo esta labor desde los últimos tres años, concretamente desde que aterrizó en su nueva empresa.

En estos momentos, Juan es «plenamente feliz» y reconoce que «no me puedo quejar». Eso sí, para llegar a ser «mánager de ingeniería», que es como define su ejercicio laboral, ha tenido que pasar por muchas empresas. «He cambiado muchas veces de compañía porque en el mundo de la informática llegan muchas ofertas, y muchas mejoran lo que tienes».

La motivación no solo es para sus empleados, sino que él también siente esa sensación. Entre otras cosas, porque tiene firmado por contrato que puede teletrabajar al cien por cien. «Es algo que quería hacer y que me permite vivir en Cuenca después de doce años en Madrid», subraya. Este joven conquense, con una sonrisa de oreja a oreja, explica que «aquí puedo salir con mis amigos cualquier día de la semana, a diferencia de grandes ciudades donde estás a más de media hora de distancia». Tiene además los fines de semana libre porque su jornada es de lunes a viernes con un horario «muy flexible», con el único requisito de completar las ocho horas diarias. 

Además, este empleo le permite viajar, que es una de sus grandes pasiones. Tan solo tiene que llevarse en la mochila su ordenador portátil para continuar con sus labores allá por donde vaya. Hace una semana teletrabajó desde Oviedo y la semana anterior lo hizo en Málaga. El próximo mes lo será desde una distancia aún mayor porque se trasladará a vivir durante dos meses a India, donde además podrá conocer las oficinas que tiene su empresa en el país asiático. «No me puedo quejar de cómo vivo», añade. 

Juan Contreras siempre quiere más. De hecho, él ya encontró trabajo cuando apenas había superado el cincuenta por ciento de la titulación universitaria. El talento que atesora lo emplea además para ejercer como líder técnico en su empresa. «Soy también la persona de referencia cuando se tiene que tomar una decisión técnica de programación informática o de resolver dudas de cómo se hacen las cosas», concluye. 

Sueldo. Juan Contreras explica que el sueldo de un informático ha crecido «hasta un doble o incluso un triple en la última década». Sí es cierto que depende siempre de cada caso personal y de las condiciones que firme, pero «la media es así». Este conquense, que ensalza que existe un mínimo porcentaje de paro en su sector, incide que «antes la programación informática estaba más o menos bien pagada, pero no era algo del otro mundo», en cambio, «ahora son salarios muy buenos». 
Contreras, que ama Cuenca por encima de todo, confirma que cobra más de 75.000 euros anuales en su puesto de trabajo y reconoce sentirse un «privilegiado» y «haber tenido mucha suerte» tanto por la remuneración que recibe ahora como por poder «trabajar a distancia desde mi propia casa».